Su hijo Rafael contó que los encargados del lugar no se han acercado a él y han tenido un comportamiento déspota.
Una de las situaciones más dolorosas para las personas es la desaparición de un ser querido, algo que Rafael Rivera vive en carne propia desde el pasado 7 de mayo, cuando su madre, Martha Molina desapareció en el campamento Nuevo Amanecer, en Rosarito, Baja California, a donde asistió a un retiro espiritual, debido a que tenía un episodio de depresión y su hijo buscaba la manera de ayudarla a salir de él.
Al ver a su mamá hundida en la depresión, Rafael buscó varias maneras de ayudarla, entre ellas terapias psicológicas, pero una amiga llamada Cinthia le habló sobre una experiencia espiritual para sanar heridas, lo que él consideró una señal y lleno de esperanza llevó a Martha. Se entrevistó con la encargada, Angélica Sánchez Ulea, quien dijo que la cuidaría y el viernes 5 de mayo fue a dejarla al lugar donde un camión partiría de Tijuana con rumbo al rancho, ubicado en el Cerro del Coronel.
“Quiero mencionar que la administración del lugar cambió y yo no lo sabía”, dijo Rafael.
Había quedado con los organizadores del retiro en que sus hijos irían a recoger a su mamá, pues él tenía que trabajar, pero a las 10 de la mañana del domingo 7 de mayo recibió una llamada del número de su amiga, no era ella sino un hombre que le dijo que Cinthia no podía hablar, pues estaba en shock, debido a que Martha no aparecía.
“Ese día me levanté feliz porque iba a llegar mi mamá con otro chip”, pero al poco tiempo recibió la llamada.
Sin dudarlo se lanzó a su búsqueda, avisando en su trabajo que tenía una emergencia, tomó su auto y se dirigió al lugar señalado, que cabe mencionar no es de fácil acceso, por lo que se perdió. Cuando llegó, arribaron también camiones de bomberos y elementos de la Policía Municipal. De inmediato se entrevistó con los encargados quienes les dijeron que su mamá se había escapado e incluso se llevó una mochila que no era de ella, por lo que sus pertenencias seguían allí.
“Me fui sobre la encargada quien se mostró muy déspota, dijo que yo le firmé un papel y mi mamá ya era mayor de edad, por lo que no era su responsabilidad”, relató.
Le preguntó qué había pasado y la mujer le dijo que nada, que su mamá terminó su experiencia bien y todo estaba en orden, por lo que no tenía idea de qué había ocurrido.
“Mi mamá tiene 63 años, es una mujer frágil, delgada, con depresión”, exclamó.
La búsqueda
Desde ese domingo comenzaron a buscar a Martha, personal de Bomberos de Rosarito y policías municipales participaron en las diligencias, pero no hallaron ni rastro de la mujer, pese a que se metieron a brechas y rancherías.
“Fue muy doloroso pasar la madrugada gritando en el cerro con una lámpara”, relató.
Al ver el terreno del cerro, cayeron en cuenta de que notaron la ausencia de la sexagenaria a las 8 de la mañana, cuando supuestamente la última vez que la vieron fue cuatro horas antes, por lo que sería probable que ya estuviera de camino a su casa o que alguien la hubiera encontrado.
“Se me hace injusto, una grosería y poco ético que no me hayan entregado a mi madre si se fue con los del grupo”, comentó con pesar.
Presentó la denuncia correspondiente ante la Fiscalía General del Estado (FGE) de Baja California y en redes sociales comenzó su búsqueda. Varias personas lo han apoyado, entre ellos la asociación Todos Somos Erick Carrillo y la diputada Cynthia Gissel García Soberanes.
Han recorrido palmo a palmo el cerro del Coronel, con ayuda de drones, racers y elementos a caballo han realizado la búsqueda, pero nada han encontrado, ni basura que indique que comió los snacks que le aseguraron había en la mochila que se llevó por error. Tampoco hay rastros de que se haya herido en el camino.
“Si no te encuentran las personas, te encuentran los animales, tampoco hay señales de carroñeros”, explicó.
La búsqueda seguirá, Rafael comentó que los han apoyado mucho, con recursos, personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Guardia Nacional.
“A mi mamá le hicieron algo, estoy seguro”
Rafael relató que notó muchas irregularidades en el grupo, en entrevista contó que en la experiencia siempre hay guardia de seguridad, pero ese día casualmente no había nadie. Además las personas del sitio le insisten que su mamá seguramente se fue a tomar, que alguien le dio ride, pues hay actividad de senderistas.
“Mi mamá no es alcohólica, ni drogadicta ni tiene demencia senil”, enfatizó.
A cuenta gotas ha logrado enterarse de que varias personas ya se han perdido allí, pues muchas de ellas se escapan, pues van de centros de rehabilitación. Señaló que quienes le contaron eso le pidieron el anonimato. Agregó que todas las personas que le ayudan en la búsqueda le dicen: “no, tu mamá no se fue de aquí caminando”.
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