Hace unos días, el sitio Babe publicó un artículo titulado ‘Fui a una cita con Aziz Ansari. Se convirtió en la peor noche de mi vida’, y el diciembre pasado Kristen Roupenian publicó en The New Yorker el cuento Cat Person. Estos relatos —aunque el segundo ficticio— trajeron a la conversación muchas preguntas acerca de cómo nos relacionamos con el sexo, qué significa verdaderamente el consentimiento y cómo podemos arreglar la diferencia de este entendimiento, sobre todo entre hombres y mujeres.
Por generaciones hemos aprendido sobre el sexo a través de los productos culturales y el porno, aún cuando estos no son el mejor ejemplo de cómo funciona en el mundo real. La misoginia funciona de manera transversal, por lo que también afecta nuestra sexualidad. Somos sexistas en la cama: para muchos, el clímax masculino sigue siendo el final aceptado de una relación, y el orgasmo femenino es sólo un bonus opcional.
En nuestra sociedad moderna, una mala cita para un hombre regularmente se traduce en la ausencia de sexo; mientras que para una mujer, muchas veces significa regresar abusada o violada a casa. ¿Cómo podemos hacer para minimizar lo más posible los desequilibrios relacionados con el sexo? Está bien que sigamos predicando “No es No”, pero ¿es suficiente cuando seguimos culpando a las mujeres por no decir que no o por no actuar más “racionalmente”? ¿Es suficiente cuando sabemos que las consecuencias por rechazar a un hombre van desde el slut-shaming y revenge porn, hasta el feminicidio?
No sólo agreguemos el factor violación a la ecuación, arreglemos el sexo de raíz: la brecha en el orgasmo, la falta de educación sexual, el derecho al aborto y la doble moral.
Hice esta serie de dibujos para que entendamos las relaciones más allá del consentimiento y para ayudar a todas esas personas que se sienten confundidas.
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https://www.vice.com/es_mx/article/yw5745/cuando-si-quiere-decir-no-hablemos-de-consentimiento-sexual