Mujeres víctimas de la injusticia laboral.
El último empleo en condiciones dignas que tuvo Consuelo Míguez data de 2009. Desde entonces lleva seis años en los que lo máximo que consigue son sustituciones por días y casi siempre en verano. Formada como profesora de EGB, siempre ha trabajado como administrativa en labores de contabilidad. Está inscrita en todas las páginas web de empleo que existen, públicas y privadas, hasta la fecha sin demasiada suerte. «Mi caso es grave», reconoce esta madre de una niña de 10 años, que ha tenido que traerse a su padre a vivir a casa para que él pueda alquilar el piso y ayudar con la renta.
Hace mucho que el subsidio de desempleo se acabó, también la ayuda por hijo a cargo. En su caso a la edad, los mayores de 45 años lo tienen crudo para reinsertarse en el mundo laboral, se suma el hecho de ser mujer y madre. Cuando va a una entrevista de trabajo, Consuelo cree que las empresas se fijan más en la edad del aspirante que en su currículum. «Se quedan siempre con el chico de 18 años en lugar de contratarme a mí». Le pasa con frecuencia. «No se fijan en mi currículum, ni en mis conocimientos, tal vez porque la mayoría de las ofertas a las que aspiro los conocimientos se pueden adquirir en una breve formación».
En estos últimos años de la crisis, Consuelo Míguez ha encadenado empleos que rondan entre los 5 y los 15 días de duración. Como teleoperadora, como vendedora, de administrativa, en logística o de grabadora de datos. «Las que me entrevistan para los trabajos me preguntan: ¿Y por cinco días te merece la pena cogerlo? Pues claro, les digo, entre no hacer nada y hacer algo».
En su pasado laboral, sin buscar mucho, encuentra algunas experiencias de discriminación por género. «Por ejemplo que los que promocionaban siempre eran los hombres. Yo no entendía por qué le promocionaban a un compañero si él y yo sabíamos lo mismo, o incluso yo algo más», rememora. En su presente de búsqueda de empleo, otro obstáculo es el horario de preferencia de una madre, la mañana. «Ahora casi todas las ofertas son de tarde y noche, pero yo no puedo porque entonces necesito contratar a una persona que cuide a mi hija y lo ganado lo pierdo». Pero Consuelo Míguez no tira la toalla y se prepara en la escuela de idiomas el inglés y el italiano porque no descarta presentarse a las oposiciones de profesores de EGB.
Así es mi día a día, por Consuelo Míguez: Me levanto sobre las ocho y cuarto, que mi niña entra al colegio a las 10. Se viste ya sola, pero yo la peino, la llevo al colegio. A la vuelta hago la compra y la comida. Dedico mucho tiempo mirando las webs de empleo: Infojobs, Laboris, en las páginas de la comunidad de Madrid, en Cruz Roja. Todas las ETTs tienen mi currículum. No sé si me queda un sitio donde enviarlo. Estudio y por la tarde ayudo a mi hija a hacer los deberes, cenamos y ya, a la cama.
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