Crece el numero de abusos sexuales contra la mujer.
El abuso sexual en la Ciudad de México, una de las ciudades más pobladas del mundo, es un problema cotidiano al que se enfrentan sus habitantes diariamente. Cada día se registran seis nuevos casos que muestran la magnitud del problema que hasta la fecha no se ha podido controlar.
De acuerdo con la Procuraduría General de Justicia de la ciudad, entre enero y junio de este año se reportaron 1.080 casos de abuso sexual en la capital mexicana. Una cifra que supera a los 762 casos registrados entre el mismo periodo del año pasado, un promedio de 4,2 al día. Ahora el promedio son seis diarios. Los datos se basan en las denuncias diarias que reciben los Ministerios Públicos; sin embargo, hay que tener en cuenta que hay una cifra negra de casos que no se denuncian.
Según el código penal de la ciudad un abuso sexual no es sólo una violación en la que se obligue a una alguien a mantener relaciones sexuales. La ley local señala que también se comete ese delito cuando, sin el consentimiento de una persona, se le obligue a observar un acto sexual o lo haga ejecutarlo. Son tantos los casos que pareciera que la urbe se a acostumbrado al delito; y hay mujeres que han sido víctimas más de una vez
Las autoridades locales han tratado, sin mucho éxito hacerle frente al problema. El 25 de mayo de este año, en la presentación de estrategias para frenar la violencia contra las mujeres en el transporte y espacio públicos, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dijo que pondría a disposición de las ciudadanas un silbato para hacer visible cualquier tipo de abuso que se cometiera.
Sin embargo, la medida fue muy criticada por buena parte de la sociedad, y la señalaron como una acción ridícula qué provocó burlas en las redes sociales, ya que, consideraron, un silbato no es suficiente para poder detener la violencia sexual.
Por su parte, Ana Güezmes, la representante de ONU Mujeres en México, destacó ese mismo día que «seis de cada 10 mujeres en esta ciudad no se sienten seguras ni siquiera al recorrer el primer tramo de sus trayectos cotidianos».
«El círculo vicioso empieza con el permiso social y la impunidad: las mujeres no denuncian y la sociedad no responde, y la justicia no es expedita» dijo. «Una ciudad inteligente es una ciudad sostenible y segura, que asume su responsabilidad con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres sin dejar a nadie atrás» puntualizó.
En ese sentido, durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el 25 de noviembre de 2015, Amnistía Internacional México declaró que «es urgente alzar la voz contra las distintas formas de violencia de género que día a día enfrentan mujeres, jóvenes y niñas en el ámbito social, laboral, escolar, comunitario o en el espacio familiar».
No obstante, los abusos son tan habituales que grupos de mujeres, motivadas por la desconfianza que tienen hacia las autoridades, han organizado cursos de defensa personal para poder protegerse de posibles abusos sexuales en las calles o en otros lugares.
Ixchel formó parte de uno llamado Comando Colibrí. «Cuando me metí más a la cuestión feminista, mi compañeras y yo platicábamos que la autodefensa es un mecanismo para sobrevivir, así que empezamos a entrenar. Era una combinación de artes marciales. Empezábamos con técnicas básicas para escapar de alguien que te sujeta de las manos, y después iban cambiando en diferentes escenarios de peligro».
¿Cómo pueden detenerse los abusos sexuales en la ciudad?
—Una de las formas es con escarnio colectivo. Es decir, que los espectadores del abuso amedrenten a quien lo comete para que deje de hacerlo.
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