Ellas tienen nombre, busca visibilizar la violencia contra las mujeres en México, donde matan entre diez y once mujeres al día y solo el 1.5% de los culpables cumplen una condena, lo que refleja el grado de impunidad y corrupción en las fiscalías, los ministerios públicos, la policía, los peritos y los jueces y en nuestro sistema de justicia.
Con este trabajo buscamos devolverle el nombre, la identidad y la voz a las mujeres que la perdieron, que fueron asesinadas por hombres de una manera violenta; y demostrar que no son sólo estadísticas, sino personas que tenían una historia atrás y una vida por delante. Pretendemos informar y dar herramientas a la sociedad para que, entre todos, tomemos conciencia de esta problemática y nos unamos para poder cambiar la dolorosa realidad.
Está en nuestras manos exigirle al Estado la creación de políticas públicas para prevenir, resolver y reparar los feminicidios.
Las historias de estas mujeres y sus familiares son un testimonio vivo, sin edulcorantes y sin concesiones, que nos confrontan con una realidad que a veces no queremos ver, quizás porque no nos ha tocado vivir un caso de cerca.
No podemos caer en la negación; tenemos que entender que esta problemática es una responsabilidad de todos como ciudadanos, y que si no hacemos nada para cambiar la situación, la historia se repetirá, una y otra vez, y tarde o temprano, la tragedia nos alcanzará a todos.