En agosto de 2022, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública contabilizó 72 feminicidios y 257 homicidios dolosos a mujeres. Aquel año se registraron en total 954 feminicidios y 2 mil 801 homicidios de este tipo, convirtiéndose en el segundo año más violento para ellas desde que se registra este delito. El 6 de agosto de 2022, Melani Fernanda Trejo García, de 27 años, se convirtió en una de estas víctimas de la expresión más extrema de la violencia contra las mujeres.
Melani era una joven divertida, apasionada por la vida misma. Le encantaba divertirse y estar con sus amigas, era inteligente y dedicada; así la describe su padre, José Ángel Trejo, quien toma la entrevista en una residencia que no es su hogar en Tres Marías, Huitzilac, Morelos. Tuvo que mudarse a otro lugar pues ha sido amenazado de muerte por el feminicida de su hija, porque todo sucedió en un estado y en un país donde no existe la justicia, pero sí la impunidad.
El señor José Trejo está sentado en un sillón. Junto a él hay un escritorio que se convirtió en un altar para Melani que es iluminado por una veladora, pero lo que más llama la atención es la gran lona colgada en la pared de a lado con la ficha de búsqueda de Ernesto “N”, el asesino de su hija mayor, la niña de sus ojos, la mamá de su tan querida nieta.
Melani se casó muy joven y fruto de su matrimonio tuvo a su hija, que al momento de su feminicidio tenía nueve años. Lo daba todo por su pequeña, trabajaba hasta el cansancio en un restaurante en Cuernavaca para que no le faltara nada y siempre estaba al pendiente de ella, de la escuela y sus tareas. Pasaban mucho tiempo juntas, disfrutaban ir de paseo, al cine o realizar cualquier actividad para disfrutarse la una a la otra.
¿Cuando conoció a Ernesto?
Tras varios años de relación, Melani y el papá de su hija terminaron. Comenzó un noviazgo con un chico llamado Christopher que conocía desde la secundaria, “se veía que era buena persona”, recuerda don José, duraron dos años y rompieron en el 2022.
A los pocos meses, la joven se encontró con Ernesto, que presuntamente lideraba una banda delictiva dedicada al huachicol, tala clandestina de árboles, robo de coches, secuestro y asesinatos en Huitzilac, Morelos; siempre iba armado. Al igual que en muchas relaciones, él la conquistó con regalos, flores y palabras dulces.
Para junio de aquel año, Melani se lo presentó a su papá y en ese momento también le dijo que se iban a ir a vivir juntos porque lo amaba y se llevaban muy bien, estaba enamorada. Don José le pidió que se enfocara en todos los planes que ella tenía, como comprar un coche a finales de año y construir su propia casita para ella y su hija.
El papá de Melani recuerda que al momento de conocer a Ernesto no le vio cualidades buenas, tenía la cabeza agachada casi todo el tiempo y hablaba entre dientes. Sin embargo, le pidió que respetara a su hija a toda costa y que no la maltratara; también que tratara bien a su nieta y aunque no estaba de acuerdo con la relación, él sabía que no podía detener la decisión de su primogénita.
Don José resintió la partida de Melani de su casa, convivía mucho con su hija y su nieta, y se llevaban muy bien. “Primero el coraje de que mi hija se iba a ir. El pensar que era una persona que no conozco… A mi no me pareció esa relación… había algo que no me gustaba”.
Con el paso de los días dejé de saber de Melani. Los mensajes y las llamadas eran cada vez menos, hasta que dejó de contestar con la excusa de que estaba ocupada. También se veían muy poco y cuando lo hacían, la joven de 27 años solía mostrarse nerviosa o incómoda.
“Yo sentía que no era mi hija, como que estaba pasando algo”.
Una relación de violencia
Pronto comenzó a salir a la luz la violencia que Ernesto ejercía sobre Melani, desde el tono autoritario con el que le hablaba, hasta agresiones físicas que terminaron con la relación y finalmente con la vida de la joven. El señor José recuerda la primera vez que su hija le contó que lo había dejado porque él la agarró bruscamente del cuello haciéndole daño.
“Me dice, ‘oye papá, no te espantes, pero llevé mi ropa a tu casa, ya terminé con Ernesto… Tuvimos una discusión y yo ya no quiero estar así’… Lo único que me alcanzó a decir esa vez fue ‘cuídate mucho, si va Ernesto dile que no sabes en dónde estoy’”.
A finales de julio, Ernesto -y su mamá- buscaron a Melani para ir a comer y hablar de la relación con la intención de regresar. “Me acuerdo muy claramente que le dije ‘hija, la persona que te pega una vez, te va a pegar dos veces, no vayas por favor’”.
Durante aquella comida, la madre de Ernesto confirmó que su hijo era una persona agresiva y tenía muchos problemas. El joven aceptó haberla maltratado, estaba arrepentido, le pidió disculpas y quedó en ir al psicólogo para atenderse; le volvió a endulzar el oído con hacer una vida juntos… Melani volvió a confiar.
Para celebrar el regreso de su relación, Ernesto invitó a Melani y a su hija a Acapulco el fin de semana, pero la situación se tornó peor. Durante una discusión golpeó brutalmente a la joven y la amenazó de muerte apuntándole con una pistola en la cabeza. La pequeña de nueve años lo vio todo y cuenta que el personal del hotel tuvo que intervenir en defensa de su mamá porque él estaba muy violento.
Melani terminó la relación definitivamente, ya no iba a soportar más violencia. Sin mirar atrás regresó a vivir a casa de su papá. Estaba triste, confundida, llena de dolor y miedo, pues además de haber sido violentada físicamente, Ernesto la amenazó de secuestro y muerte a ella y al señor José.
El feminicidio
El viernes 5 de agosto por la tarde, Melani invitó a algunas amigas a su casa para platicar y tomar cervezas. Después decidieron ir a un bar en Tres Marías, a cinco minutos de donde la joven vivía con su papá. Estaban muy a gusto y en el transcurso de la noche llegó Christopher, el ex novio de la joven, platicaron y salieron juntos en su coche; era de madrugada. Cuando se encontraban frente a la casa de los Trejo, llegó Ernesto y les disparó a ambos.
“Me la mató afuera de mi casa”.
Al señor José lo despertó el sonido de los balazos alrededor de las cinco de la mañana. Contó cerca de seis disparos, uno tras otro. Se asomó por la ventana y vio a Ernesto subirse a su camioneta. Salió deprisa, encontró el coche de Christopher estacionado y los cuerpos de él y su hija inertes en el piso.
“Me paralizo, lo primero que hago es regresar a mi casa a hablar por teléfono… Fue una escena muy difícil para mí”.
Mientras llamaba en busca de ayuda, Ernesto regresó a la escena del crimen para rociar los cuerpos de los jóvenes con gasolina e intentar quemarlos, pero algo lo puso en alerta y huyó del lugar. A partir de aquel momento comenzó el martirio para la familia Trejo García, un ir y venir en la búsqueda de justicia con el poco apoyo y falta de empatía de las autoridades.
El proceso
Ernesto estuvo libre hasta julio de 2023; sin embargo, previo a su captura se le veía andar sin preocupación por la zona en completa impunidad ya que había solicitado un amparo a dos días de haber asesinado a Melani. Se llegó a sospechar que estaba protegido por la policía municipal de Huitzilac y la Guardia Nacional porque el descaro era muy grande.
El 1 de julio se le dio prisión preventiva oficiosa por el feminicidio de la joven; sin embargo, también es imputado por otros homicidios y se habla de un intento de feminicidio a su expareja a quien dejó inválida y del que no hubo consecuencias para él tras presuntamente ofrecerle dinero a la víctima.
La gente de Ernesto, armada, vigila la casa donde vivía Melani con su papá, quien se tuvo que mudar por su seguridad y la de su familia. Por su parte, las amigas tampoco pueden publicar nada en redes sociales porque también han sido amenazadas por el feminicida y su banda.
Ahora van las audiencias donde se espera que se le dé una sentencia suficiente que pueda ayudar a la búsqueda de justicia por el feminicidio de la joven madre de 27 años.
La vida sin Melani
A la hija de Melani primero se le dijo que ella y Christopher habían tenido un accidente, pero la pequeña pidió saber la verdad, argumentó tener la edad suficiente para entenderlo. El señor José admira la madurez que ha mostrado su nieta, hoy de 10 años y que vive con el inmenso dolor de no tener a su mamá.
Para él, lo más difícil es vivir con la ausencia de Melani, estar sin su presencia.
“Respirar, no verla, ni oírla, no poder abrazarla, no poder darle un beso. No poder compartir momentos con ella. Es complicado. A mí me siguen diciendo que con el tiempo… pero yo más me acuerdo de ella, más la tengo presente, la tengo latente en mi corazón, cada momento, cada rato”.
José Trejo no descansará hasta encontrar justicia por su hija de 27 años, hace activismo y protesta junto con diferentes colectivos feministas. Expresa que dentro de todo lo malo, ha sido bonito el apoyo que ha recibido de personas desconocidas a quienes también les mueve el feminicidio de Melani y el de las 10 mujeres que matan a diario en este país.
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