Desde hace un par de meses, Esli evitaba salir a solas con Isaac porque tenía miedo. Procuraba estar con sus hijas y llevarlas a todos lados para protegerlas de cualquier cosa; el 6 de enero de 2020 fue la excepción
“Su mamá es un ángel que está en el cielo cuidándolas”, fueron las palabras de consuelo de que Isaac Saúl “N” le dijo a sus tres hijas cuando les avisó que Esli Nava Arriaga había muerto. Él terminó con la vida de su esposa el 6 de enero de 2020, tras más de una década de ejercer violencia económica, psicológica y física contra ella. Más de 10 años de agresiones que concluyeron con la expresión más extrema de la violencia contra las mujeres: el feminicidio.
La historia de Esli Viridiana la cuenta su madre, Elizabeth Arriaga, Esli era su primogénita, una niña muy esperada y deseada al nacer; una mujer muy amada por su familia y seres queridos, quienes quedaron rotos e incompletos con su ausencia.
“Esli era una mujer completa, muy íntegra, con muchos sueños, muchas esperanzas de sacar a sus niñas adelante… Alegre, pero sobre todo quiero remarcar que era una niña muy amada”.
Esli era muy inteligente, desde pequeña sobresalió en la escuela y mostraba perseverancia para superarse. De niña soñaba con ser doctora, su madre recuerda que a eso jugaba en su infancia con sus muñecas, pero cuando llegó el momento de entrar a la universidad, no logró pasar el examen de admisión para dicha carrera en dos ocasiones, circunstancias por la que quedó sumida en una profunda depresión.
Su vida se llenó de tristeza y frustración, pero logró salir adelante y decidió estudiar odontología, y con el apoyo de toda su familia se mudó sola de Zitácuaro a Morelia para convertirse en profesionista. Una vez como odontóloga soñó con hacer una especialidad pero su esposo decidió terminar con su vida antes de que ella pudiera cumplir sus metas.
Humillaciones y acoso
A Isaac Saúl, su feminicida, lo conoció al poco tiempo de haber entrado a la universidad. Él estudiaba medicina y a pesar de saber el dolor que le causaba a Esli no haber podido cursar la misma carrera, desde el inicio de su relación aprovechó cada oportunidad para humillarla y hacerle sentir que su inteligencia no fue suficiente para convertirse en doctora. Lo hacía enfrente de sus amigos, familia e incluso de sus hijas; Esli trataba de defenderse mientras rompía en llanto, nunca pudo sanar esa herida.
“No era algo que él nada más lo hizo una vez y ya… No, era constantemente, él sabía que esa era la herida que Esli tenía en su vida y él sabía que atacándola por esa parte la lastimaba”, expresa la señora Elizabeth, quien recuerda que la primera vez que conoció a Isaac notó que algo no estaba bien con él, era arrogante, egocéntrico, personalista y celoso.
Cuando Esli se encontraba a un año de terminar su carrera, quedó embarazada de su primera hija, de Isaac. Ella no quería casarse con él, estaba segura que con el apoyo de su familia podría sacar adelante a su bebé como madre soltera.
Pero Isaac no compartía esa idea y comenzó a acosar a Esli para presionarla a casarse con él. “Esli decía, ‘es que no me deja en paz. Está sobre mí y pues traigo a su bebé, él dice que tengo a su bebé y no quiere que nazca sin su padre´, y la convenció”, recuerda su mamá. Presionada aceptó, pero a pesar de ello, no dudó en terminar su carrera.
La Violencia fue aumentando
Ya casados, Isaac puso un consultorio y una farmacia al lado de su casa en Ciudad Hidalgo, la cual era atendida por Esli. Le ayudaba con sus citas, fungía como enfermera y asistente, era buena en lo que hacía, sobre todo en el trato atento, cuidadoso y amable que tenía con los pacientes; pero él no la dejaba trabajar en ningún otro lado a pesar de que muchas personas que apreciaban su trabajo la buscaban para otros consultorios. Le decía que no tenía la necesidad de laborar ni de salir de su casa y dejar solas a sus tres hijas.
Antes del feminicidio, Esli estaba decida en retomar su profesión, poner su propio consultorio y volver a trabajar, quería tener sus propios ingresos para por fin terminar esa relación.
Alrededor del 2015, a Isaac lo beneficiaron con la dirección del Hospital Regional de Maravatío gracias a la estrecha relación que tenía con Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán del 2015 al 2021. De acuerdo con la señora Elizabeth, el ascenso provocó que aumentara su egocentrismo y despotismo: solía referirse a sí mismo como un “semi dios”. Esto también incrementó el nivel de violencia que ejercía sobre su esposa.
Esli quería dejarlo
Las hijas de Esli fueron testigos de la violencia, de las golpizas que recibía su madre que la dejaban ensangrentada y herida, y del arrepentimiento que su padre mostraba cada vez que veía cuánto la había lastimado. Doña Elizabeth comparte lo que su nieta mayor recuerda: “Mi mamá se quedaba muy sangrada y mi papá terminaba pidiéndole perdón, diciéndole que la amaba”.
En varias ocasiones Esli quedaba incomunicada y su familia dejaba de saber de ella durante semanas. Encontraban la manera de tener noticias a través del celular de su hija más grande o de la empleada doméstica, quien también fue testigo del infierno que vivía y trataba de apoyarla para dejar a Isaac.
En una ocasión, él llegó a romperle las costillas, pero la joven madre le dijo a su familia que se había caído de las escaleras para no preocuparlos. Días antes de su muerte, le confesó la verdad a su hermana menor… Pero lo que más le dolía a Esli era que Isaac le era infiel con la vecina, la gota que derramó el vaso para terminar la relación. Le compartió a su madre que ya no podía soportar más la situación y estaba decidida a empezar a trabajar para dejarlo y estar a salvo con sus hijas.
El feminicidio
Desde hace un par de meses, Esli evitaba salir a solas con Isaac porque tenía miedo. Procuraba estar con sus hijas y llevarlas a todos lados para protegerlas de cualquier cosa. El 6 de enero de 2020 fue la excepción; por la noche tuvieron que ir a un funeral para acompañar en su duelo a unas amistades que habían perdido a un familiar.
Alrededor de las seis de la tarde, Esli le escribió a su mamá para avisarle que saldría con él; no quería ir, pero se sintió comprometida porque eran sus amigos y ya había encargado un arreglo de flores para el funeral. Le dijo que no se preocupara, que solo iríamos un rato ya que Isaac estaba cansado. Dejó solas a sus hijas con su primogénita a cargo y prometió que regresaría muy pronto.
A la media noche, los padres de Esli recibieron una llamada del Ministerio Público informándoles que la madre de 31 años había sufrido un accidente y se les solicitaba en el hospital. Se trasladaron de Zitácuaro a Ciudad Hidalgo, a poco más de una hora de trayecto en auto. Allí les dijeron que perdió la vida de un disparo en la cabeza durante un asalto. Isaac y el coche estaban intactos, pero mintió al decir que el auto estaba destrozado; además, siempre cargaba con una pistola que guardaba debajo del asiento, por lo que inmediatamente se sospechó de él; sin embargo se mantuvo firme en su versión de los hechos y las autoridades no quisieron hacer nada al respecto.
Las sospechas hacia Isaac sobre el feminicidio de Esli Nava incrementaron aún más durante el funeral, el cuál duró muy poco tiempo ya que el agresor tenía prisa para que se llevaran el cuerpo a cremar. Eso no lo logró, la joven madre fue sepultada para continuar con las investigaciones. Durante el sepelio, Isaac llegó con una patrulla y agentes de seguridad que le fueron proporcionados por el entonces gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles. No llevó a sus hijas a velar ni a despedirse de su mamá y trató de impedir que se abriera el féretro para que su familia la pudiera ver.
La hermana menor de Esli fue la que abrió el ataúd y se encontró con un cuerpo totalmente lastimado con rasguños y golpes. Al verla, no pudo evitar decir en voz al “¿Qué te hicieron, bonita?, ¿quién te lastimó así, bonita?”. Doña Elizabeth recuerda que en ese momento tuvo certeza de que su hija había sido asesinada por su esposo, aquel hombre presente en el funeral que quiso hacer creer a todos que fueron asaltados.
No hay justicia para Esli ni sus hijas
A medio año del feminicidio, Isaac huyó a Quintana Roo y se llevó a las niñas y a su amante con él. Estuvo prófugo de la justicia durante casi dos años. Durante ese tiempo, la Fiscalía de Morelia extrajo el caso y en febrero de 2021 se exhumó el cuerpo de Esli para nuevas investigaciones donde se encontraron fragmentos bala pertenecientes a su arma.
El 14 de octubre de 2022, Isaac Saúl “N” fue capturado en la Sierra de San Luis Potosí y permanece privado de la libertad en el Centro de Reinserción Social de Zitácuaro; la señora Elizabeth denuncia que la familia de él lo había estado encubriendo y apoyando, todos sabían que había asesinado a Esli y nadie hizo nada; hasta la fecha, su mamá es su principal soporte. Actualmente se está a la espera de la fecha para el juicio oral y que pronto se le dicte sentencia.
Las niñas, hoy de 12, 11 y siete años, viven con su abuela paterna, la mamá del feminicida. La familia de Esli no ha podido tener contacto con ellas y están luchando por la vía legal para recuperar la guarda y custodia de las pequeñas. Ansían que se haga justicia también para ellas y puedan regresar a la familia que llenó de amor y cariño a su madre.
“Que mis niñas vuelvan al hogar donde se formó su mamá con bases, principios y mucho amor, no donde se formó un feminicida y se le dio apoyo… Yo pido justicia para mis niñas, que sepan la verdad, que no las lastimen más, porque al estarlas manipulando también ellas son violentadas”.
Solo les queda esperar, confiar en el trabajo de las autoridades, desear que no haya más corrupción en el caso y seguir alzando la voz por justicia, no solo por el feminicidio de su querida Esli, también por las tres pequeñas que hoy viven sin su mamá y bajo el seno de una familia que crió y encubrió al feminicida que se las arrebató.
“Tuvimos que recobrar fuerzas de donde no había ninguna y levantarnos en las cenizas que quedaron sin Esli, porque lo vuelvo a decir: este feminicida no solo le quitó la vida a Esli, nos la arrebató a todos”.
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