Hay una confusión generalizada en cuanto al significado efectivo de «Violencia de Género». Mucha gente sigue creyendo que se le llama así a cualquier agresión dentro de la pareja. Otros saben que solo se consideran como Violencia de Género las agresiones hacia las mujeres dentro de una relación sentimental, pero no saben por qué y les parece discriminatorio hacia los hombres.
Pero es fácil entender por qué solo las mujeres pueden ser víctimas de violencia de género si se tiene toda la información y se contextualiza dentro del marco actual y de las cifras oficiales que no dejan nunca ninguna duda sobre quiénes son las víctimas y quiénes los verdugos.
Nuestra sociedad es patriarcal: esto no significa otra cosa que vivimos en país donde el hombre tiene poder sobre la mujer en todos los ámbitos posibles. Por ejemplo: el económico. El hombre es el que muchas veces sustenta a la familia por los roles establecidos, aún hoy tristemente actuales, donde él provee y ella cuida de los hijos y la casa. Esto establece una relación de dependencia económica de la mujer hacia el hombre, imposibilitándole la toma de decisiones que atañen a su propia vida. O, por ejemplo, en el ámbito laboral, donde el hombre cobra más por ser hombre, además de tener absoluta libertad de horarios mientras que la mujer, en la actualidad, ocupa muchos más puestos en trabajos de tiempo parcial (no solo en España, sino en toda la UE), debido a que tiene otras labores que atender, «propias de su sexo», como se les llamaba hasta hace relativamente poco. Además, estas cifras van en aumento.
Cuando se establecen relaciones de poder de unos sobre otras y, además, se fortalecen desde medios, cine, literatura y publicidad, los estereotipos que perpetúan esta relación de privilegiado-oprimida, el siguiente paso es el del sometimiento, la creencia de que la mujer pertenece al hombre, la posesión y la violencia. Esta violencia no tiene por qué ser en forma de golpes, hemos interiorizado que es así, pero hay muchas formas de violencia invisible, como los gritos, las humillaciones o el acoso, entre muchas otras.
Cuando en una sola década la cifra de asesinadas por sus parejas asciende a más de 800 mujeres (decenas de miles de maltratadas), no es difícil entender que estas relaciones de poder tienen como víctima a un género, el femenino, y no al otro. Y, precisamente, debido a estas cifras y para frenar su goteo incesante, se creó la Ley Integral de Violencia de Género. Tarde, en 2004, pero se creó. Al igual que en el Código Penal existe un tipo penal de actos racistas y xenófobos para condenar clases específicas de delitos (del que curiosamente nadie se queja) se creó también el tipo penal con connotación de «género». Si se hizo así no fue por gusto, capricho o por una confabulación judeomasónica odiahombres, sino porque las asesinadas son mujeres en una proporción vergonzosa.
¿Qué conseguiríamos incluyendo a los hombres en la LIVG? Básicamente negar que el género es el motivo de este tipo de delitos. Y en vez de poner de relieve ante la sociedad que tenemos un problema de machismo estructural, lo invisibilizaríamos. Además de que meteríamos en el mismo saco (y juzgaríamos) estos delitos como si unos y otras hubieran delinquido por el mismo motivo. Las mujeres no maltratan o matan a hombres por ser hombres (muchas de ellas, de hecho, lo hacen en defensa propia) pero aunque estuviéramos en un caso de una mujer que mata a su marido sin que él la haya agredido previamente, no se dan las condiciones en esta sociedad para que su motivación pueda ser la del sexo de él.
No hay establecidas relaciones de poder de la mujer sobre el hombre por lo que no se les puede aplicar la Ley de Violencia de Género. Si el motivo no es el género, ¿por qué incluir a los hombres en esta ley? La LIVG está hecha ad hoc para proteger a las víctimas del patriarcado y no al que recibe los privilegios de vivir en él. En los casos (mínimos) en los que un hombre sea maltratado por una mujer, hay que sacar el género de la ecuación y juzgar cada caso con su contexto y sus motivaciones propias, que serán diferentes en cada caso.
¿A quién sí debería incluir la LIVG y no lo hace? Desde que se creó la ley en 2004 y hasta este verano, no se consideraban como víctimas de violencia de género a los hijos que quedaban huérfanos, por ejemplo. Ahora sí se incluyen, pero aún quedan víctimas de esta violencia que no están incluidos y cuya motivación para llevar a cabo el delito sigue siendo la del género, por ejemplo: prostitutas asesinadas o maltratadas por sus clientes. En estos casos (que se sacan de la Ley Violencia de Género solo porque no había relación sentimental) la relación de poder del hombre hacia la mujer sigue siendo el motivo por el que se producen, por lo que la ley actual debería darle cobertura a ellas también, entre otras muchas formas de violencia machista, tal y como recoge el Convenio de Estambul y tal como pedía también la marcha contra todas las violencias machistas del 7N.
En resumen y citando a la página del Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales e Igualdad. Si «se pone de manifiesto que cada vez más mujeres acaban con relaciones que las dañan y anulan por el simple hecho de ser mujer» y, a su vez, el hombre no sufre este tipo de violencia por ser simplemente hombre, ¿con qué motivo tendría que aplicarse esta Ley a ellos? No hay ningún motivo y, de hecho, la ley perdería completamente su sentido.
http://www.eldiario.es/zonacritica/hombres-incluidos-Ley-Violencia-Genero_6_456414383.html