Mujeres del pueblo indígena del Estado de México encuentran en el balompié una válvula de escape a los problemas que viven en su comunidad
Arraigadas a sus costumbres, a vivir en una sociedad machista, donde casarse a los 14 años es normal, estar rodeadas de la violencia familiar, de la drogadicción y el alcoholismo, es como viven actualmente muchas de las mujeres mazahuas; sin embargo, el deporte más popular del mundo, el futbol, ha servido para romper con estos estereotipos marcados por su comunidad.
«Algo que me ayudó a salir a adelante fue la rebeldía, desde los 11 o 13 años comencé a jugar futbol, para mí fue un acto totalmente de rebeldía, pues todavía en muchísimas comunidades mazahuas el futbol está pensado para hombres, y cuando tú te atreves a patear un balón de futbol, te señalan y te empiezan a decir de groserías. Creo que el practicar este deporte logró un empoderamiento en mi como mujer y como deportista», comentó para La Afición Guadalupe García Álvarez, fundadora de la organización mazahua Mujeres, Lucha y Derecho para Todas.
Este organismo fue fundado en el 2009 tras la experiencia de ‘Lupita’ en su ámbito familiar: su madre quedó huérfana a los 11 años, su padre fue alcohólico durante 20 años, sus hermanas fueron obligadas a casarse a los 14 y 15 años de edad, y una de ellas sufrió un aborto por violencia doméstica, y tres de sus hermanos no pudieron terminar sus estudios.
Fue así que, a través de la tesis que realizó en la universidad, surgió Mujeres, Lucha y Derecho para Todas, la cual se dedica especialmente a madres de familia, mujeres mazahuas que van desde los 14 años en adelante, en el que a través de talleres práctico vivenciales las acompañan «en un proceso de formación de literatos comunitarios, como es derechos humanos, violencia y demás».
A partir de esta organización fue que nació un proyecto de fútbol llamado Jugando por mis derechos, «como un proyecto un poco novedoso, que al principio solo fue como cualquier otro proyecto que hacemos en las comunidades; lo hicimos en el marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, como una forma de llevar el deporte a las niñas, porque no tienen acceso al deporte».
Al comienzo, como todo proyecto, fue complicado, pero en particular porque la asociación tenía que acercarse a los delegados de las comunidades, que en su mayoría eran hombres, para poder lanzar la convocatoria, algunos respondieron con una negativa, mientras otros solo les desearon ‘buena suerte’.
«Tres días antes de que fuera el evento nos dimos cuenta que los delegados no habían avisado a nadie y que solo teníamos un equipo inscrito y lo que hicimos fue ir a pegar varias convocatorias, al final del día tuvimos más de 100 niñas reunidas en este campo de fútbol», expresó García Álvarez, de 32 años.
Fue a partir de ahí que se dieron cuenta del impacto que tiene el fútbol, «como una forma de empoderar a la mujer»; sin embargo, este deporte para ellas «es como el puente que nos permite llegar a las niñas y hablarles sobre los derechos humanos, que ellas consideren sus metas de vidas, que ellas quieran conocer otros lugares, porque varias de ellas ni siquiera han salido de su comunidad».
Tras el éxito de este proyecto, surgió la selección mazahua, representativa de siete municipios, donde las niñas hacen un trayecto de más de dos horas para llegar a su entrenamiento en Atlacomulco, Estado de México.
Actualmente, se han logrado cuatro becas para niñas que fueron consideradas como atletas de alto rendimiento.
A pesar de obtener una gran respuesta por parte de las comunidades mazahuas, «el proyecto está un poco estancado por la falta de recursos pero sigue operando, seguimos con las niñas, ellas siguen jugando fútbol».
Sin embargo, estos contratiempos no las han detenido, pues los logros continúan, ya que crearon el «primer comité de mujeres de niñas de la comunidad, que están presentando una liga en una comunidad que se llama San Nicolás Guadalupe, y también estamos promoviendo la integridad del proyecto para que también sean mujeres árbitro».
Ahora, el objetivo y meta principal de Mujeres, Lucha y Derecho para Todas es conseguir más becas para las niñas mazahuas y crear una academia de fútbol en su región (San Felipe del Progreso, Estado de México).
Como todo equipo de fútbol, la selección mazahua cuenta con un uniforme, el cual es patrocinado por la marca deportiva Voit; a pesar de ello, se han tenido pláticas con la Universidad Intercultural, donde estudió la fundadora de la organización.
«También una parte de lo que nosotros perseguimos es la identidad cultural y eso lo fomentamos en las niñas, que se sientan mazahuas, que no les dé pena hablar su lengua que sepan que están representando a esas niñas que no pueden jugar fútbol», concluyó Guadalupe.
Actualmente las jóvenes de esta selección se encuentran entrenando para los torneos que internamente disputan; la meta, en cuanto los recursos lo permitan, es llevar a estas niñas otras disciplinas como el ajedrez, skate, basquetbol, entre otras.
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