«Regresaba a mi casa y un tipo me siguió, no me había dado cuenta. Esperó a que pasara detrás de un tráiler, me levantó la falda y metió su mano, no supe cómo responder, sólo comencé a llorar y salí corriendo».
Anónimo
El silencio parece ser la única solución ante la pena y el miedo que se apropia de los días; ya no sabes lo que pasa, los escalofríos en el cuerpo crecen tan rápido como una sonrisa perversa y unos ojos desorbitados que persiguen cada paso que das. La impotencia parece un aliado incontrolable que sólo piensa en que debes huir y no volver a salir jamás. Aunque decides afrontar las palabras de acoso, ese miedo de que te dañen aumenta cada que te diriges sola a algún sitio.
Al enfrentarte al recuerdo de las situaciones desagradables que has vivido, aparecen mil ideas de cómo pudiste defenderte, gritar, hacer un escándalo o tal vez confrontarlo, pero el temor paraliza los sentidos y lo único que queda es mirar hacia otro lado y seguir como si nada hubiera pasado.
La angustia de escuchar a las mujeres que te rodean haber vivido la misma experiencia de sentir una mano ajena en su cuerpo sin permiso, escuchar oraciones que denigraron su persona, así como la impotencia acumulada de cada historia que se convierte en un lenguaje silenciado para ya no sentirse humillada, hace que nos preguntemos, ¿por qué nos sucede esto?
Te vuelves la presa de una sociedad indiferente que normaliza los piropos desagradables, las violaciones y toqueteos de desconocidos, que no le importa que las mujeres se llenen de pánico, inseguridad, coraje, impotencia, lágrimas y vergüenza que les quita el valor para hablar y denunciar.
El acoso sexual en México hace que cada vez se eleven las estadísticas a números alarmantes, ya que en el 2016 se denunciaron 30 mil casos de delitos sexuales, de modo que en el primer bimestre del 2017 estos aumentaron un 8 %.
Datos del SESNSP (Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública) demuestran que en el 2016 cada 24 horas se denunciaban por lo menos 81 casos de violencia sexual, es decir: de tres a cuatro casos por hora.
La Ciudad de México es la entidad con mayor violencia sexual, por lo tanto, las víctimas terminan por ejercer el papel de sospechosas ante el delito.
Ante estas cifras, Larousse decidió iniciar una campaña en las estaciones del metro de la CDMX con la premisa de que la forma de expresarnos por medio del lenguaje influye drásticamente en la manera de comportarnos.
Monserrat Cisneros es la representante de mercadotecnia de Larousse en México, y menciona que con esto buscan concientizar a la sociedad a través de mensajes contra el acoso, decidieron utilizar el metro como su mayor refuerzo debido al tráfico de personas que frecuentan este medio de transporte. Además de que la mayoría de los casos de acoso suceden en los vagones y andenes.
El mensaje se vuelve claro y contundente con #NoesNo, en referencias a las agresiones que experimentan las mujeres con los «piropos» que la sociedad ha normalizado; la campaña también se esfuerza por refinar el vocabulario al agregar juegos con el lenguaje.
Todos los seres humanos merecen ser respetados, por el simple hecho de ser personas, dado que el problema fundamental es el uso que se le da al lenguaje para agredir o denigrar a otros. Las mujeres ya no quieren tener miedo a caminar en la calle, a ser señaladas y perseguidas sólo por su forma de vestir o actuar, a no poder expresarse de manera libre, o a sufrir agresiones machistas, así que es necesario que toda la sociedad contribuya a erradicar este problema que se incrementa cada vez más, ya que muchos de los casos de acoso callejero terminan en feminicidio.
Algunas mujeres han sufrido un tipo de acoso que se ejerce de manera pasiva y no se dan cuenta de ello; otras más, cuando lo experimentan, les da miedo denunciarlo, por eso te decimos cómo saber si estás sufriendo acoso sexual.
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