Lo que prometía ser un día de amigos, música, comida y bebida, terminó por convertirse en una pesadilla de acoso para Gina Martin.
Y es que según su propio relato a la BBC, aquel sábado, Gina fue al Hyde Park acompañada de su hermana, donde después de un rato se le acercaron dos hombres ofreciéndoles papas fritas, que sólo ella aceptó. No se imaginó que, después de un rato, empezarían a comportarse de manera extraña, al punto de terminar burlándose de ella, frotándose contra su cuerpo y haciéndole upskirting (tomaron una foto debajo de la falda sin su consentimiento).
*Gina Martin con su hermana
«En algún momento puso su teléfono entre mis piernas, con la cámara apuntando hacia arriba, y tomó una foto de mi entrepierna a plena luz del día», declaró Gina, quien tardó un par de minutos en reaccionar, pues estaba al pendiente de lo que sucedía en el escenario.
Sin mucha idea de lo que habían capturado en el celular, la iluminación le llegó después de notar que ambos reían mientras miraban a la pantalla del teléfono. Así fue como les arrebató el celular, gritó y lo pasó a una chica que estaba cerca, quien lo devolvió después para que ella pudiera correr hacia la policía.
Para su suerte, los agentes de seguridad del festival entendieron la circunstancia y la apoyaron. «Uno debe poder ir con una falda a un festival de música donde hace 30 grados y que nada de esto le ocurra», le dijo el mismo policía que después le notificó que no podía hacerse mucho porque la foto no era “explícita”.
Aunque el tipo fue obligado a borrar la foto, Gina asegura que al final nada resultó positivo para ella pues no hubo evidencia del hecho y, aunque la hubiera conservado, «traer puesta ropa interior» sólo hacía a la imagen «poco gráfica» para la policía, por lo que de cualquier manera no procedería la denuncia.
*De víctima a activista
Después del episodio, Gina siguió con su vida y planeó ir al Festival Latitude, al que dudó ir con falda. Además, publicó en Facebook lo ocurrido e incluyó una foto donde salían sus acosadores. Los comentarios en su Facebook se dividían entre mujeres contando experiencias de acoso, y gente diciéndole que dejara de llamar la atención usando faldas.
En ese punto, Gina decidió darle un giro al mal trago y, después de deprimirse, comenzó una petición en Care2, en la que promueve que este tipo de acosos sean considerados como delitos sexuales en las leyes de Inglaterra. La petición ya ha recibido más de 50 mil firmas y logró que su caso se reabriera.
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