Mara Fernanda Castilla Miranda solicitó un taxi, a través de la aplicación Cabify, a las 5 am, del día 8 de septiembre de 2017. Abordó un vehículo Sonic de la marca Chevrolet, para ser trasladada a su domicilio en la ciudad de Puebla. Nunca llegó. El vehículo se detuvo a las cinco de la mañana con cuarenta minutos afuera del domicilio y luego partió hacia un hotel. Mara fue víctima de un terrible feminicidio.
En septiembre de 2017, la sociedad mexicana se volcó sobre la historia y se escribieron un mar de letras en diarios nacionales e internacionales. Todo mundo quería abrazar la causa de Mara y vigilar que se sancionara al culpable. Hoy en día, el caso recibe poca atención. El problema con el olvido es que retrata nuestra incapacidad para darle continuidad a un tema, peor aún, cuando se trata de un delito tan brutal, se nos olvida la irracionalidad del crimen al poco tiempo. El caso regresó al debate público cuando se otorgaron tres amparos a favor del acusado y se develaron las deficiencias del ministerio público. El problema con los temas que están en la agenda pública es que se van sustituyendo rápidamente unos por otros y ahora todos reciben el apellido de históricos, aun y cuando, se olviden al poco tiempo. En el caso de Mara Castilla se observan todos los fractales de un feminicidio, es decir, las campanas están doblando por la mayoría de los feminicidios que se cometen en el país y por todos los errores del ministerio público.
Un Tribunal de Amparo determinó que la detención del acusado fue ilegal. El fiscal alegó el secuestro de Mara Castilla conforme al Código Penal local. Error. Existe una Ley General contra el Secuestro que es más explícita y no se utilizó. Inimaginable que se utilice un Código Penal local cuando existe una Ley General que aplica a todo el país. Aquí una primera experiencia, se expiden leyes, leyes y leyes que solo crean confusión. Sería mejor tener un Código Penal para todo la República. Reducir y ordenar las normas penales nos haría mucho bien, sobre todo, si hay incapacidad para manejar la inflación legislativa.
El Tribunal de Amparo también decidió extinguir la acusación de feminicidio por el momento. Aquí, los errores del ministerio público son básicos. Lo único que se tiene que hacer es abrir una investigación por feminicidio (independiente a la de secuestro) y volverle a pedir al juez una audiencia para dilucidar este horrible crimen. El derecho no está construido de pequeños e insalvables formalismos para liberar a los responsables, pero sin duda, un juicio debe tener orden y lógica. Aquí, un segundo aprendizaje, tantas y tantas columnas de opinión presionaron al ministerio público hasta hacerlo cometer errores muy obvios. La procuración y administración de justicia requieren de un análisis sobre su independencia y autonomía cuando el caso tiene demasiada luz pública, aunque sea pasajera. En esta cadena de amparos, hay un apartado, donde sí se otorgó el retiro de ciertas pruebas que podrían ser cruciales más adelante.
El punto más trágico, de este asunto, es el olvido de quienes prometieron abrazar la causa de Mara Castilla. A la mitad del cambio de situación política del país, el caso se ha quedado solo. El mismo aislamiento de todos los feminicidios. Este asunto refleja la necesidad de mejorar ministerios públicos y nuestra memoria pública. Seguir un sólo caso de feminicidio es combatir el feminicidio en sí. La falta de continuidad en cualquier materia nos tiene a la deriva como sociedad, buscando eternamente el siguiente gran tema para debatir.
Dr. En Derecho
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