El pasado jueves, a las 10:00 de la mañana, Gabriel tomó su arma y le disparó a Hortencia, mientras ella sostenía a su bebé de nueve meses en brazos. Su feminicidio fue la culminación de años de violencia en su contra.
Su familia acusa que las autoridades municipales de Minatitlán la dejaron sola, pues ella pidió auxilio en el DIF municipal, pero no encontró respuesta. Delia Peche Balcázar, prima de la víctima, narró que en abril pasado acompañó a Hortencia a pedir ayuda pues su marido la golpeaba constantemente, pero los funcionarios le recomendaron regresarse al pueblo y conciliar con el golpeador.
Cuatro niños quedaron huérfanos y Gabriel, le feminicida de Hortencia, está prófugo. Aseguran que se fue del pueblo acompañado de su nueva pareja, una joven que está embarazada.
Minatitlán, Veracruz/Ciudad de México (BlogExpediente/SinEmbargo).- Al salir de la iglesia, después del rosario, son mujeres quienes sostienen el féretro de Hortencia Balcázar Reyes, de 26 años, una víctima de la ola feminicida en Veracruz, para llevarla al panteón. Tías, hermanas y amigas se esfuerzan mientras cargan el cajón con su cadáver. A su lado, otros familiares llevan a sus hijos, cuatro huérfanos, un bebé de nueve meses, y tres niñas, de 4, 2 y 8 años.
El cortejo parte de la iglesia de El Valedor, a donde se han congregado docenas de personas para darle la despedida.
Fueron ellas, las mujeres, quienes lanzaron las oraciones para santificar su alma camino al más allá, pues el cura no llegó. Y fueron ellas, las mujeres del pueblo, la gran mayoría ni si quiera con primaria completa, quienes sostuvieron el féretro y lo cargaron hasta la camioneta que la trasladó a la localidad de San Cristóbal, donde le entregaron a la tierra.
Hay hombres en el sepelio, sí, pero se han hecho a un lado, sólo ayudan de vez en cuando si son necesarios. Dejan todo el esfuerzo a las mujeres que lloran su pena mientras otras aplauden y corean el nombre de Hortencia entre aplausos y porras a las mujeres:
“¡Vivan las mujeres!”, “¡ni una más!”, “justicia”, replican las acompañantes mientras aplauden.
“Ya estamos hasta la madre de que a las mujeres en el campo nos pisoteen y humillen”, reclama una tía de la víctima.
Todo el pueblo, pero sobre todo ellas, se sumaron a la indignación por el feminicidio de Hortencia a manos de su esposo. Las mujeres se han solidarizado en el dolor, una pena que es la misma para docenas de familias en Veracruz, pues tan sólo el Observatorio de Violencias contra las Mujeres, de la Universidad Veracruzana, reporta 58 feminicidios entre enero y junio.
GABRIEL LA GOLPEABA CONSTANTEMENTE
Hortencia vivía en una casa de palma y madera con sus cuatro hijos. Ubicada sobre un cerrito, lejos del poblado El Chiflido, en la zona rural de Minatitlán.
Ella era de una comunidad aledaña llamada El Valedor. Hortencia le contaba a su familia que sería feliz en esa casita y que buscaría una vida estable y feliz con Gabriel y sus hijos, un niño y tres niñas.
Hortencia era ama de casa y cuidado animales de corral. Su esposo se dedicaba a la ganadería y al campo.
Gabriel, pasó de ser relajado y tranquilo, a convertirse en una persona agresiva que constantemente golpeaba a Hortencia. La mujer huyó de la casa donde vivía con Gabriel y regresó al rancho de sus padres.
Gente cercana a la víctima cuenta que cuando Gabriel se alteraba, amenazaba con una pistola a Hortencia, o la golpeaba con un cable eléctrico.
Gabriel también le decía a su esposa que ya tenía a otra mujer, la corría de la casa a golpes y tiempo después la volvía a buscar, sólo para golpearla más fuerte.
El pasado jueves, a las 10:00 de la mañana, esa historia llegó al punto más estrepitoso. Gabriel tomó su arma y le disparó a Hortencia mientras ella sostenía al bebé de 9 meses en brazos.
La familia de Hortencia acusa que las autoridades municipales de Minatitlán la dejaron sola, pues ella pidió auxilio en el DIF municipal ante la violencia intrafamiliar que vivía, pero no encontró respuesta.
IGNORAN A LAS MUJERES DEL CAMPO
Delia Peche Balcázar, prima de la víctima, narró que en abril pasado acompañó a Hortencia a pedir ayuda al DIF de Minatitlán, pero los funcionarios le recomendaron regresarse al pueblo y conciliar con el golpeador.
“No les importó”, acusó. Ella iba toda golpeada, incluso, llevaba en su celular fotos de lesiones que le había ocasionado en días pasados. También les contó que ya había intentado asesinarla.
En las oficinas asistenciales le dieron un papel y la echaron, sostiene Delia. “Si ellos hubieran querido, la llevan a una agencia del MP o a la Fiscalía a poner una denuncia, pero no, le decían que contratara ella por su cuenta un abogado, y que poco se podía hacer, si ella no estaba casada con él legalmente”.
El poblado de El Valedor se ubica a poco más de una hora de la cabecera municipal. Un infierno verde entre pantanos, marismas, maizales, ríos y caminos polvorientos del cual sólo se sale en moto, caballo o transporte colectivo. Sus pobladores, que viven de la ganadería y el campo, persisten aislados.
Ahí, Hortencia Balcázar Reyes se juntó con Gabriel Hernández desde los 16 años. Tuvieron tres hijas y un bebé de nueve meses. Hortencia no contaba con muchas opciones para solicitar ayuda, pues cerca no hay ni clínicas ni refugios.
Durante unos diez años, el matrimonio entre ambos marchó con algunos altibajos, discusiones, pero no el infierno de los últimos meses, cuentan hermanas de la víctima.
Cuentan que Gabriel comenzó a salir con otra mujer originaria de un poblado vecino, quien llegó a insultar a Hortencia.
“Ella, la otra, le jugó una apuesta a mi hermana, la iba a ver, la insultaba, le gritaba de cosas, y una vez le dijo, ‘¿cuánto apostamos a que me quedo con él?’, pero mi hermana no le contestaba, ni peleaba con ella. Nunca lloró por él sabiendo que tenía otra. Lo que le importaban eran sus hijos”, contó la hermana de la víctima.
Hortencia se salió de su casa en varias ocasiones, tomando a sus hijos. Ella siempre recurría a la casa de los padres, donde encontraba alimento y techo para su familia.
Pasaban los días, y el esposo regresaba a buscarla. “La regresaba a casa de sus papás, ahí en el Chiflido, pero hasta sus suegros le daban mala vida, la usaban de cocinera, y cuando le pegaba, no se metían. La última vez que ya no quería volver, el hombre le pegó un cachazo de pistola en el rostro, el padre prometió intervenir y nunca hizo nada”, relató Anselmo Balcázar, papá de Hortencia.
La hermana de Hortencia acusa que en una ocasión Gabriel y su nueva pareja intentaron asesinar a Hortencia encerrándola en la casa para luego prenderle fuego. “Pero Hortencia tomó el machete, y los encaró”, dijo.
Su familia cuenta que días antes de que Gabriel asesinara a Hortencia, él le confesó que se iría con la otra joven, quien estaba embarazada, pues sólo quería mantener a un hijo y no a cuatro. “La humilló, se burló de ella, sólo para eso la hizo volver”, dice su hermana quien recuerda que tras la confesión, Hortencia se deprimió.
Desde su funeral, su familia reclama justicia al Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, al Alcalde de Minatitlán, Nicolás Reyes, y a todas las autoridades en general.
Exigen que el Edil lleve a fondo la investigación y que llegue a los malos funcionarios que ignoraron a Hortencia.
Estela Casados, del Centro de Estudios de Género de la Universidad Veracruzana, dijo que en casos como el de esta madre de cuatro hijos, ellas quedan atrapadas en algo que se denomina “círculo de la violencia”, donde se llegan a confundir los “actos de amor” con patrones que sólo reproducen la violencia de manera infinita, y no tienen nada que ver con el amor.
Sin embargo, expresó, que en este caso también se nota algo que constantemente ocurre con víctimas, que buscan una salida con las autoridades pero éstas no responden.
“Ella buscó una salida, tuvo la claridad para ir y acudir a una institución, y ese es el problema que las mujeres tienen cuando logran remontar el círculo de la violencia, acuden a las instancias que deben apoyarlas, y el problema es cuando estas instancias no responde de manera debida, y no hay respaldo institucional. Pero más allá que sea una institución municipal, vemos que es el Estado el que les falla, no les presta el auxilio que necesitan, y piensan y que pueden encontrar en esas instancias”, dijo.
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