Zora Elizabeth tenía 29 años y era madre de una pequeña de dos.
El feminicidio en México es un problema que nos debe importar a todos. Del 1 de enero al 25 de febrero, se han registrado 263 feminicidios documentados: principalmente en el Estado de México con veintisiete; Veracruz con veintidós, Puebla y Guanajuato con 18.
Realizar una entrevista telefónica siempre es difícil. Al intentar contarme la historia de su hija, la madre de Zora ni siquiera pudo hablar porque el dolor le apagaba la voz. Fue tanto el sufrimiento, que antes de poder hablar tuvo que acudir al panteón para nuevamente decirle cuánto la extraña, cuánto lamenta no haber estado a su lado. Horas más tarde logramos hablar. Toda su familia tenía algo hermoso que decir sobre ella.
Zora Elizabeth Carrillo tenía 29 años y era madre de una pequeña de dos. Era la más pequeña de cuatro hermanos, dos mujeres y dos hombres. Nació el 29 de agosto de 1988, en Matamoros, Tamaulipas. Es descrita por su familia como una mujer llena de vida, feliz, que amaba cantar karaoke y bailar. Le gustaban los animales y siempre reía.
Zora era el sostén de sus padres. Vivía con ellos y ya había construido su hogar en la parte alta de la morada paterna, independiente de ellos. Le estaba formando un cobijo a la pequeña Génesis, la bebé que fue el principio de su dicha total.
Un día a finales de septiembre de 2018 Zora decidió mudarse a las Ciudad de México a vivir con un hombre a quien entonces amaba. Según lo que le contó a su madre, empezó a ser más feliz que de costumbre, creyó estar concretando su sueño de ser feliz. Su madre recuerda que eso fue lo que le dijo al despedirse, que merecía ser feliz.
La última noche que la familia convivió con Zora, me contó la madre, fue como si ella supiera que iba a ser la última vez que la verían con vida. Expresamente les pidió a sus hermanos que cuidaran a sus papás. Fue una noche hermosa en donde bailaron, rieron, y al final se despidió de todos. Zora tomó todos sus muebles, los juguetes de la niña, vendió su camioneta, y se fue a la Ciudad de México.
El 14 de octubre, la pareja de Zora salió a la tienda con la bebé. Al regresar, no encontró a su esposa, por lo que comenzó a buscarla por redes sociales. Pasaron dos días sin respuesta, hasta que el 16 de octubre Zora fue encontrada estrangulada en un canal de aguas negras en Chalco, Estado de México. Llevaba tres semanas viviendo en la Ciudad.
Después de ser avisados, los hermanos de Zora únicamente vinieron a recoger su cuerpo. Los trámites concluyeron el 18 de octubre para que sus restos fueran trasladados a su natal Matamoros, Tamaulipas. El 19 de octubre de 2018 la sepultaron.
Las autoridades siguen investigando qué sucedió con Zora. Las líneas de investigación se agotan y su familia, a kilómetros de distancia del lugar en donde Zora fue localizada sin vida, solo espera que una vez más las fuerzas de la sociedad se sumen para buscar justicia.
Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia.
@FridaGuerrera