En junio de 2016 una mujer identificada como Yanelli N de 24 años de edad recuerda haber tomado un taxi colectivo para dirigirse a su casa debido a que el camión se tardó más de lo normal en el municipio de Huauchinango, Puebla. Su vida era normal y tranquila es licenciada en Danza Clásica y Enfermería. Luego del infierno que tuvo que vivir en manos de unos cobardes se ha capacitado sobre la prevención del abuso sexual, qué hacer como víctima y sobre derechos humanos.
En el camino dos hombres abordaron el vehículo tenía la intención de asaltarla, pero la violaron. Fueron crueles, no sólo abusaron de ella, le provocaron un esguince en el cuello y tuvo que acudir al Hospital General de Huauchinango, Puebla.
Ese día su madre la dio la fuerza suficiente para tener el valor de denunciar la violación. Sí, denunció, pero no pasó de ahí. Las autoridades no hicieron su trabajo. Cuatro meses después por mala o buena suerte Yanelli vio pasar una patrulla con dos detenidos a bordo, uno de ellos era el violador del taxi.
Decidió ir al Ministerio Público a solicitar información del sujeto, estaba segura de que era él, el mismo rostro. Era obvio que reconocería a su violador. No sólo eso, al preguntar el nombre del detenido tuvo certeza de que era él, mientras la violaban, su cómplice le decía “Ya, Erick, me toca”.
Luego de que se cumpliera la orden de aprehensión comenzó el infierno de Yanelli. Todo empezó con amenazas de la familia de Erick. Después dos hombres entraron a su casa, estaban violentos y ella indefensa en compañía de su hija de dos añitos de edad. La golpearon, las jalaron del cabello, patadas, puños, azotaron su cabeza contra la pared, la escupieron, la ataron, la amenazaron y la violaron nuevamente.
Se burlaron de ella por “hacerse la chingona“. Le tomaron fotos a su hija porque conocían a alguien que le gustaban las escuinclas. Uno de los atacantes le escribió “PUTA” en su pecho con ayuda de una navaja, querían que nunca lo olvidara. Yanelli dejó de gritar para pedir auxilio; después la violaron frente a su hija.
Yanelli dice que, debido a los golpes, ni siquiera sintió dolor cuando le mercaban el cuerpo. Tampoco podía respirar, su nariz estaba llena de sangre y le metieron su largo cabello a su boca; después se retiraron y ella perdió el conocimiento.
Yanelli fue encontrada en muy malas condiciones. No tuvieron piedad de ella. Su madre la localizó ensangrentada, tenía fractura de nariz, un esguince, la mandíbula lastimada, los oídos inflamados y un derrame en el ojo izquierdo.
El tiempo pasó, pero la herida siguió…
En el 2018 se llevó a cabo un juicio oral contra Erick. Le dieron 10 años de cárcel, pero su cómplice sigue libre. Hace seis meses, la mamá de Yanelli, su principal apoyo, murió. La joven explica que su madre sufría asma, pero el dolor de lo que le pasó a su hija y la preocupación terminaron con ella.
La segunda violación y agresión quedó impune la policía extravió la carpeta de investigación.
Hoy Yanelli recibe terapia psiquiátrica, pero está a punto de perder casi al 100 por ciento la vista en el ojo izquierdo por los golpes que le dieron.
