En tiempos donde la inmediatez manda, si sólo puedes leer hasta aquí, quédate con esto: El #MeToo nos sube el nivel a tod@s.
En tiempos donde la inmediatez manda, si sólo puedes leer hasta aquí, quédate con esto: El #MeToo nos sube el nivel a tod@s.
No hace falta que te explique qué es el #MetooMx. Más allá de un movimiento, sí quiero describirlo como ese necesario momento histórico en el que, mujeres que hasta ahora eran números y estadísticas de denuncias (o ni siquiera llegaron a serlo), resulta que tienen nombre porque de manera firme decidieron usar su voz.
Algo que hace temblar a muchos que parecen no darse cuenta que el #MeeToo, además de necesario, es extraordinariamente bueno para tod@s:
A ellas las empodera, o mejor dicho, les reafirma su poder personal y de decisión, al permitirse exponer de manera pública sucesos tremendamente incómodos y violentos.
A nosotros nos hace reflexionar sobre lo que somos y sobre todo, nos abre la tremenda posibilidad de decidir qué tipo de hombres podemos y queremos llegar a ser.
Lo que somos
El #MeTooMx evidencia, una vez más, un patrón de conducta y un programa establecido de comportamiento misógino y consistentemente masculino. Lo sorprendente es que no queramos verlo y que sigamos amparándonos en un desesperado #NotAllMen “no todos los hombres somos iguales”.
Tres datos: en 2018, cada día se registraron en promedio 37 nuevas carpetas de investigación relacionadas solamente a violación. El 84.1 por ciento de los victimarios a nivel nacional en México son hombres, y el 99.6 por ciento de los delitos sexuales son cometidos por hombres. A eso, sumémosle todos los acosos y las violencias contra las mujeres que no se denuncian.
Esos porcentajes conforman un patrón de conducta y un programa del que tú y yo, por el simple hecho de nacer hombres, formamos parte. Amigos, que nos quede claro: #SíTodosLosHombres tenemos que ver con eso.
Ciertamente, la pregunta no es si los hombres somos o no corresponsables del problema, más bien, qué tenemos que hacer para ser parte de la solución.
Lo que podemos llegar a ser, pasa por:
1. Entender y reflexionar sobre el problema de fondo, que es la desigualdad y opresión histórica vivida por las mujeres. Puedes revisar todo el contenido que hemos creado en demachosahombres.com. Hecho esto, ni se te ocurra caer tan bajo formando parte de “movimientos” como #MeTooHombres porque ese tipo de reacciones sólo merece un único y obvio comentario: lo mucho que queda por hacer en el trabajo de nuestras masculinidades.
2. Empezar por reconocer y denunciar las desigualdades de género; suceden en cualquier ámbito: laboral, escolar, incluso en el familiar. De acuerdo con el contexto, siempre hay manera de denunciar y conciliar. Sé atento y mantén una posición autocrítica y libre de prejuicios.
3. Romper el pacto patriarcal. De manera automática e inconsciente, tendemos a identificarnos con otros hombres, solo por el hecho de ser hombres. Desvincularnos de esta masa es primordial para terminar con la complicidad y generar una ética igualitaria que nos beneficie a tod@s.
4. Cuestionar nuestros privilegios. Empieza por ser crítico contigo mismo y reflexiona acerca de cómo los usas; todos tus privilegios pueden ayudar a otr@s, a través de la honestidad, respeto, colaboración y sobre todo, justicia.
Dicho esto, en una época donde se confunde opinión con verdad, considero imprescindible reflexionar antes de emitir un juicio. Actuar en nombre de la Justicia Social pasa por revisitar nuestras historias personales, ser impecables con lo que encontremos y actuar en coherencia.
Si tras esa autoevaluación no te consideras víctima ni te reconoces como verdugo, opinar por opinar sin tener un punto de vista, sólo añade más confusión y alimenta la rabia de una “conversación” que de por sí está muy erosionada. Se vale estar indignado, pero indignarse no es suficiente.
Es imperante accionar esa indignación
¿Cómo podemos usar todo lo que está sucediendo en tiempos del #MeToo para que algo tan necesario y poderoso no pierda credibilidad y se llegue a convertir en una herramienta de victimización por un lado y/o de dudosa denuncia por el otro?
¿Cómo entender y usar todas las aristas que están sucediendo en pro de un bien mayor, éste es la lucha contras las violencias contras las mujeres y la consecución de la Igualdad?
¿Cómo hacer entendernos a tod@s que el uso de herramientas así implican una responsabilidad personal previa que tenemos que empezar a asumir desde ya?
¿Cómo evolucionar un hashtag y convertirlo en una política social de prevención?
Aunque la lucha por la reivindicación de los derechos ha encontrado un enorme poder en línea, destaca el caso de Argentina, donde cada año se realiza el Encuentro Nacional de Mujeres. Este es el ejemplo de cómo la organización puede derivar en un bien para todos: esta organización ha funcionado para accionar políticas públicas y generar un auténtico cambio en la sociedad. A casi 34 años de este movimiento, es evidente que la agenda es enorme y la lucha sigue.
En definitiva, es imprescindible la implicación de cada un@ de nosotr@s en un momento histórico como éste, para concretar el activismo de #hashtag usando nuestra corresponsabilidad individual y colectiva de manera que esa fuerza logre una mejora real y sustantiva de las actuales políticas públicas.
Soy un firme convencido de que, con la suficiente perspectiva, agradeceremos a este momento histórico por habernos subido nuestro nivel y nuestra calidad humana a tod@s.