Un juez sentenció a 88 años de prisión a Yadira Medina Pichardo y Pablo Rodríguez Escamilla, madre y padrastro de Lupita, la niña de “las calcetas rojas” que fue asesinada en el Estado de México.
La determinación se llegó después de que el agente del Ministerio Público de la Fiscalía Especializada de Feminicidios de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) acreditó la participación de Yadira y Pablo en el crimen.
La pequeña bautizada como “Calcetitas rojas” fue golpeada hasta la muerte y su cuerpo abandonado en Nezahualcóyotl, Estado de México, el 18 de marzo de 2017. Durante 9 meses, nadie identificó el cadáver y nadie fue señalado por los hechos. Casi dos años y medios después, sus asesinos recibieron sentencia.
Además del tiempo en prisión, los asesinos deberán cubrir multas por 449 mil 115 pesos, “asimismo deberán pagar 165 mil 323 pesos como reparación del daño material y 75 mil 490 pesos como reparación del daño moral”.
La autoridad determinó que Lupita sea registrada como Guadalupe Medina Pichardo.
Hasta enero de 2018, familiares confirmaron la identidad de la pequeña: le decían Lupita porque no estaba registrada. Sufría maltrato y tenía 5 años el día en que fue brutalmente asesinada en el Estado de México.
En diciembre de 2017, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) informó sobre la detención de Yadira y Pablo.
De acuerdo con las autoridades mexiquenses, los tutores confesaron el asesinato de la niña, a quien mataron a golpes por no avisarles que quería ir al baño.
Los autores materiales del crimen trasladaron a la menor a un terreno sobre la Avenida Borde de Xochiaca, a la altura de la calle Virgen del Camino, en la Colonia El Sol.
La pequeña, localizada por los vecinos de la zona a las 10:35 horas de ese 18 de marzo –de acuerdo con el reporte oficial–, vestía una sudadera verde, una playera lila con la imagen de un hada de Disney y unas calcetas rojas.
Las heridas en el cuerpo de “Calcetitas rojas” mostraron el nivel de saña de los asesinos. Su rostro estaba cubierta de tierra. Los ojos, semiabiertos y morados. Cadera y costillas laceradas por los impactos. Boca hinchada.
Todo el dolor de la niña de 95 centímetros de estatura, delgada, tez morena, cabello castaño oscuro lacio, cejas semipobladas, ojos cafés, nariz recta, boca y labios medianos, quedó recargado sobre una cobija, ahí, a la intemperie de los límites de la colonia Virgencitas, en el municipio de Nezahualcóyotl.
Verónica Villalvazo, también conocida como Frida Guerrera, emprendió una campaña para poder dar con la identidad de la pequeña, información que desencadenaría a localizar a la familia y hallar, al fin, al culpable del hecho. ¿Cómo hacerlo? El primer paso era tener un rostro.
El segundo escalón fue enfrentar a las autoridades y organizaciones del Estado de México, las cuales no daban respuestas. En 2015, el Estado de México, en ese momento gobernado por Eruviel Ávila Villegas, emitió la Alerta de Género en 11 municipios: Chalco, Chimalhuacán, Cuautitlán Izcalli, Ecatepec de Morelos, Ixtapaluca, Naucalpan de Juárez, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla de Baz, Toluca, Tultitlán y Valle de Chalco Solidaridad, los cuales tienen los índices más altos de feminicidios. Sin embargo, los casos no se detuvieron.