Es temprano por la mañana y Ana coge el teléfono en la oficina y pidiendo disculpas por no haber podido atendernos el día anterior. Su jornada laboral acabó a las once de la noche, en un acto de entrega del certificado que le permite formar parte de cualquier consejo de administración, como independiente. ¿En días así resultará difícil conciliar?, preguntamos. La solución pasa porque sean su marido y sus hijos, mayores de edad, los que le acompañen a la celebración de su reciente éxito formativo. «Ya sabes, si Mahoma no va a la montaña…», dice. De todos modos, no parece que sea una excepción. El día a día de esta mujer «es complicado, como el de todas», apostilla. «Nos metemos en todo, tienes que ser una gran profesional, triunfar como madre, esposa… Yo me encuentro agobiada por que todo tienes que hacerlo bien», confiesa así de primeras.
Ana es dueña de su propia empresa de publicidad desde hace veinte años y que «tras unos años extremadamente duros (por la crisis), afortunadamente estamos saliendo adelante», cuenta. En Five Rooms, que así se llama su pequeña pyme, coordina un equipo de quince empleados. La fundó precisamente después de que sus jefes en la multinacional para la que trabajaba con anterioridad le dijeran en su segundo embarazo que «con dos hijos ya no iba a poder estar a la altura, ni iba a poder seguir adelante con lo que estaba haciendo». «¿Cómo?», recuerda que pensó, «¿Que no voy a ser capaz? ¡Vamos!» y se despidió. «Empecé mi propia compañía para poder conciliar», resume.
Ana también es la presidenta WomenCeo, una asociación de mujeres directivas, cuyo objetivo es promover el acceso de las mujeres a los puestos de gobierno de las empresas. Al mundo asociativo también llegó por el enfado de saberse relegada en lo profesional a causa de la maternidad. «Me empecé a involucrar porque creo que las mujeres hay una cosa que no hacemos bien y es tejer redes propias. Y pienso que si las mujeres están arriba tirarán de las de abajo, que tirar desde abajo es bastante más complicado».
En su opinión, para las mujeres «los techos profesionales no es que sean de cristal, es que son de metacrilato». Ella misma se pasa el día rodeada de mujeres que han llegado bien a niveles medios «pero a partir de ahí, nada. Y luego en el tema de participación en los Consejos de Administración, la cosa está para llorar», describe gráficamente. «Hubo un plan que intentaba que las mujeres estuviesen más representadas en los consejos de las empresas cotizadas, que su cuota fuera del 30% antes de 2020, pero no estamos ni en la mitad. Para alcanzar la paridad deseable, al ritmo que vamos, faltan 70 años», se lamenta.
«¿Lo que debería preguntarse la sociedad es cómo es que no hay un 50% de mujeres en puestos directivos si somos el 50% de la población y más de la mitad de las licenciadas?». «¿Nos podemos permitir el lujo de desperdiciar tanto talento? Yo creo que no», se contesta. ¿Y qué sería urgente cambiar? Ana lanza varias propuestas en cascada. «Que las propias compañías consensuemos unos horarios más razonables, que no se enfade nadie en una empresa si alguien se va a su hora, que haya políticas públicas con las maternidades y las paternidades para que ellos se responsabilicen lo mismo que nosotras. Eso sería un avance».
Así es mi día a día, por Ana Lamas: Me levanto 7,15 de la mañana. Tengo mis hijos mayores, afortunadamente no tengo que vestirles ni darles de desayunar, otra cosa es que deje todo organizado. Llego a la oficina, reunión tras reunión. A medio día intento, no digo que lo haga, ir al gimnasio para hacer un ‘break’ y recargar las pilas, por la tarde de vuelta a la oficina. Mi horario es largo, salgo pasadas las nueve de la noche en cuanto me descuido. Toca organizar la cena, que mis hijos comen, te juro que comen. Y comen bien. Es el momento de charlar un poco del día, de comentarnos la jugada. Ese suele ser mi día habitual, con reuniones miles. Con la asociación… Conferencias, que además soy miembro de dos juntas directivas. Es tan difícil frenar. ¿Donde paro, donde? Tengo un libro encima de mi mesa que se titula ‘El timo de la superwoman’. Es un timo. Eso es real. Estamos metidas en una dinámica tremenda…
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