La medición de los feminicidios es un proceso complejo debido a la escasez de datos, la incompatibilidad entre las fuentes oficiales y la insuficiencia de información sobre los homicidios contra mujeres.
Entender la evolución de los feminicidios en México y disminuir su tasa de incidencia es difícil dado la complejidad del fenómeno. Medir la violencia feminicida tiene como obstáculos la escasez de datos, la incompatibilidad entre las fuentes oficiales que procesan la información disponible y la dificultad de probar un feminicidio siguiendo los causales establecidos en la ley, que conceptualiza este crimen como el homicidio doloso cometido contra una mujer por razones de género.
Carolina Torreblanca es integrante del Consejo Consultivo de Data Cívica y especialista en generación y análisis de datos con enfoque de género. Y es alguien con credenciales para explicar por qué es difícil medir y reducir los feminicidios en México.
1. Tipificación contemporánea
En primer lugar, la medición de los feminicidios en México se dificulta porque es una tipificación contemporánea, la data disponible es muy reciente por lo que no se puede observar o establecer una tendencia, dijo Torreblanca.
Las cifras emitidas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) que identifican la tipificación del feminicidio como delito datan de 2015, antes de ese año no se tienen cifras disponibles sobre los homicidios contra mujeres por razones de género. En enero del 2015 se registraron 33 presuntos feminicidios, para enero del 2019 el número ascendió a 99 presuntos feminicidios, de acuerdo con las cifras del SESNSP.
La especialista dijo que podría haber un sesgo en el crecimiento acelerado de los feminicidios, incluso desde que se tienen cifras debido a que con la legislación que introduce el delito es posible que en el primer año de registro no se tuviera un conocimiento tan amplio sobre la tipificación, que hubiera feminicidios y que no se denunciaran e investigaran como tal.
En entrevista con El Economista, Torreblanca dijo que otra de las razones fundamentales por las que la generación estadística del feminicidio es compleja es porque es una categoría jurídica y no de salud. Esta situación implica que en el Código Penal Federal la tipificación del feminicidio es una, mientras que en los códigos penales de cada estado es otra.
A esta situación se suma que los códigos penales son han sido reformados de manera armónica entre los estados. De modo, que lo que puede ser un feminicidio en Oaxaca puede no serlo en Nuevo León, y lo que puede ser un feminicidio hoy, pudo no serlo ayer.
Considerando sólo los datos publicados por el Secretariado se identifican entonces dos problemáticas fundamentales: la inexistencia de información histórica acerca de feminicidios y la incompatibilidad geográfica y de tiempo de los pocos datos que se tienen disponibles.
2. Dos fuentes no empatadas
Se encuentran disparidades entre las dos fuentes oficiales sobre las muertes en el país y sus causas: las del Secretariado y las producidas por la Secretaría de Salud que procesa el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). “Se esperaría que en un país tanto las cifras emitidas por la institución penal como las emitidas por el sector salud fueran compatibles en tiempos y formas, pero en México no pasa así”, dijo la especialista.
El problema de estos registros es que mientras los del Secretariado se refieren a todas las carpetas de investigación por un “presunto” feminicidio, los emitidos por la Secretaría de Salud y procesados por el Inegi sólo contemplan muertes por homicidio sin especificar detalles sobre el delito. Además, estos últimos son publicados con mucha menor frecuencia, dijo Torreblanca.
De esta forma sólo se pueden tener dos tipos de información:
1. Cuántas investigaciones se abren por feminicidio con la probabilidad de que al final no lo sean.
2. Cuántas mujeres son asesinadas sin importar el motivo.
Durante el 2018 (año de la cifra más reciente publicada por el Inegi), se registraron 3,663 muertes de muertes por homicidio de las cuales 46 fueron víctimas que antes sufrieron violencia familiar y por este causal podrían identificarse como feminicidios. El SESNSP registró cifras significativamente distintas registrando 880 carpetas de investigación por feminicidio.
3. La violencia homicida no conoce género
Observando los datos sobre homicidios dolosos en el país se puede observar que han aumentado de manera importante, pero no sólo para las mujeres, sino también para los hombres. Las cifras sugieren que la violencia incrementa de manera pareja, aunque las causas de la muerte no sean las mismas, dijo la integrante de Data Cívica.
“Esta tendencia podría contribuir a soluciones generales que se enfoquen en reestructurar los esquemas de seguridad ciudadana tanto para hombres como para mujeres”.
La información ampliada sobre los homicidios y desagregada por género, entonces puede ser más útil para atender las particularidades de la violencia homicida entre mujeres y hombres. Mientras que las muertes femeninas están altamente relacionadas con violencia doméstica, violencia física y violencia sexual, los hombres son asesinados por problemáticas sociales y otros delitos/crímenes, comentó.
Torreblanca dijo que para conocer las particularidades de la violencia contra las mujeres y combatirlas es de suma importancia conocer también los detalles sobre la violencia de la que son víctimas los hombres. “En la medida en la que se conozca más información sobre los homicidios perpetrados, tanto contra hombres, como contra mujeres sabremos los factores que coinciden y los que no. Así se puede observar que, aunque más hombres son asesinados, las causas por las que las mujeres mueren están desproporcionadamente relacionadas con su género. Estas particularidades en cada sector son claves para generar políticas que apunten a reducir la violencia de la que toda la población es víctima”.