En un esfuerzo por visibilizar la violencia contra las mujeres, colectivos y familiares de víctimas de feminicidio en Ecatepec realizaron el pasado domingo una caravana por las calles de la entidad, donde exigieron justicia y castigo para los responsables.
Desde las 9:00 horas, una veintena de personas comenzó a llegar de a poco al andén B de la estación del Metro Indios Verdes para hacer un recorrido en microbús por el municipio más peligroso del Estado de México, el mismo que cuenta con dos Alertas de Violencia de Género (AVG) por violencia feminicida y desaparición de mujeres.
La primera parada fue frente al número 87 de la calle claveles, en la colonia Vista Hermosa, donde fue hallado el cuerpo de Samantha, una pequeña de dos años a la que su padrastro de 32 años golpeó hasta causarle la muerte el 17 de junio pasado.
Al ver que la bebé no respondía, el presunto asesino envolvió su cuerpecito en una cobija de color azul y lo abandonó junto a la banqueta. La madre de Samantha fue quien delató a su pareja y tras el episodio ninguno de los dos ha vuelto al sitio.
Sin embargo, hoy activistas y vecinas recuerdan a la pequeña con flores blancas y bordados con su rostro. En su nombre toman la palabra y prometen buscar justicia para ella y para las nueve mujeres que son asesinadas diariamente, de acuerdo con cifras del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).
“La impunidad es el mensaje que nos mandan, que ser mujer es igual que ser un objeto desechable. Hoy venimos a decirles que no, tenemos rostros, tenemos sueños y somos mujeres que no estamos dispuestas a olvidar a las otras. ¡Ni perdón ni olvido! ¡Justicia para Samantha!”, expresó Luzia Camacho del colectivo Mujeres de la Periferia para la Periferia.
De vuelta al autobús, el grupo se dirigió a un campo de flores en la colonia Jardines de Morelos en el que los cuerpos de Angélica y Karla, de 41 y 16 años, fueron abandonados luego de ser torturados, violados y degollados.
A la mitad del terreno, las integrantes del colectivo “Mujeres de la periferia para la periferia” extendieron sus largas faldas moradas y las ondearon sobre el pasto. Al grito de “Angélica” y “Karla”, retrataron a madre e hija, así como el terror que vivieron la madrugada del 21 de abril, cuando salieron a bailar y ya no volvieron.
“Yo era una mujer con sueños, yo era una mujer feliz, disfrutaba de mi familia. Yo quería ser enfermera. Yo era una mujer que siempre sonreía. Por ejercer nuestro derecho a divertirnos nos arrebataron la vida.”
De mano del colectivo, que con su abrazo calmó el llanto, la familia de las víctimas se abrió paso entre la hierba alta y las flores de manzanilla para llegar hasta el punto exacto donde las encontraron, el mismo donde esta tarde colocaron dos cruces blancas con sus nombres, ofrendaron claveles blancos y rosas.
Angélica Estévez denunció que el asesinato de su madre y única hermana no han sido tipificados como feminicidios y por ser menor de edad, uno de los tres imputados por el crimen, solamente recibirá de tres a cinco años de prisión.
“Me parece injusto, mi hermana también era menor de edad, tenía 16 años y no merecía morir así, por salir a divertirse y por salir a bailar, era su primer baile”, manifestó.
Otros familiares de mujeres asesinadas tomaron la voz y ofrecieron su apoyo a los deudos. “Sabemos que la carga es pesada, pero queremos decirles que toda esta gente que está aquí y nosotros las acompañamos. No están solas”, les dijeron.
“Feminicidio, perspectiva de género, debida diligencia”, palabras que antes escapaban del dominio popular se han vuelto parte del vocabulario diario de madres, hermanas y tías que comparten sus historias y prometen no cansarse hasta encontrar justicia. Todas ellas se niegan a creer las versiones de las autoridades que argumentan simples robos, suicidios o huidas como las causas de la muerte y la desaparición.
Al grito de “Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos” el tumulto que se ha engrosado en el camino llega hasta el altar que los ecatepenses han instalado, en la avenida Nicolás Bravo, en memoria de las víctimas de los llamados “Monstruos de Ecatepec”.
Hace un año, recuerdan, Juan Carlos y Patricia fueron detenidos en esas mismas calles cuando transportaban restos humanos en una carriola. La más reciente fue Nancy, quien llegó con su bebé de dos meses hasta las fauces de los feminicidas con el engaño de que le iban a regalar ropa americana para él.
Ese fue el último asesinato que cometieron, pero antes se habla de unas 20 víctimas, la mayoría de ellas desconocidas hasta ahora. Por ello, la colectiva ha puesto un signo de interrogación en la silueta de varias mujeres hechas de papel y el símbolo ha eliminado las barreras y puesto claro el mensaje “pudo ser cualquiera de nosotras”.
“Nosotros buscamos sensibilizar, pensamos que ese día, ese 4 de octubre cuando fueron descubiertas estas atrocidades fueron otras mujeres, fue Nancy, fue Guillermina, pero si no nos organizamos mañana puede ser alguna de nosotras. ¡Ni una más! ¡Ni una asesinada más!”, expresó Lizeth Flores, integrante de la organización de mujeres trabajadoras de México.
Finalmente, la Caravana contra los feminicidios llegó a la explanada del Palacio Municipal de Ecatepec, que para entonces ya había sido convertida en un estacionamiento de patrullas del ayuntamiento.
Pero el reducido espacio no fue impedimento para que las mujeres reclamarán a las autoridades la falta de garantías de seguridad y procuración de justicia.
En la sede gubernamental, las mujeres se embolsaron y al salir rojas de la asfixia momentánea enfrentaron a las autoridades al suplicio que se niegan a ver todos los días, gritaron el nombre de las asesinadas y desaparecidas y señalaron que, a pesar del tiempo, un año, dos, tres… no se tienen responsables por estos hechos.
Por esa realidad que niegan, afirmaron, es que no podemos confiar en las autoridades, aunque digan ser un “gobierno de izquierda” y reiteraron que la lucha que han emprendido en busca de verdad, justicia y seguridad no tiene ningún color.
Magda Soberones, integrante de Mujeres de la Periferia para la periferia indicó que en la reunión que tuvieron con el presidente municipal Fernando Vilchis Contreras, tras la manifestación que realizaron el 30 de agosto pasado, este les pidió esperar hasta enero para entregarles un plan de trabajo en materia de seguridad y combate a la violencia contra las mujeres.
“Queremos soluciones y soluciones reales, que se puedan ver, que se puedan tocar. Nos han dado vuelta con el plan de trabajo. No lo tienen. Nos comentaban que hasta principios de enero podrían darnos una respuesta del plan de trabajo ‘Denos chance, somos nuevos’. No son nuevos, están desde enero”.
Ante la falta de respuesta de las autoridades y su nula comprensión del fenómeno que atraviesa a las mujeres ecatepenses, pues no les ha pasado a ellos -asevera Magda- es que han decidido romper cualquier diálogo con los funcionarios públicos y formar entre ellas una red de solidaridad que visibilice la violencia contra la mujer y pueda ofrecer soluciones reales a quienes buscan justicia para sus familiares.