Este lunes, en una escuela de Bradenton, Estados Unidos, una estudiante decidió ir a la escuela con una blusa holgada de color gris. Sin bra. El acto, aparentemente inofensivo, desató una reacción sexista en la Braden River High School porque, según sus maestros, los pezones se le transparentaban y distraían a sus compañeros de clase.
Cualquier persona que haya sido una adolescente de 17 años sabrá lo difícil que es sentirse cómoda con el propio cuerpo, sobre todo en un mundo que opina sobre las mujeres y su apariencia a la menor provocación. Aún más cuando es tu propia escuela la que te hace sentir que hay algo malo con ello.
Lizzy Martínez estaba en el salón de clases cuando fue llamada a la oficina de la decana Violeta Velázquez, quien le dijo que había una ‘distracción’ que debían resolver: “Me dijo que debía ponerme una camiseta debajo de la blusa de manga larga para que mis senos quedaran apretados”, dijo Martínez. “Después me pidió que me moviera”.
Entonces, cuando la decana vio que la camiseta no era suficiente, mandó a Lizzy a la enfermería. Ahí le dieron cuatro venditas adhesivas: dos para que se cubriera cada pezón. Por si la humillación no había sido suficiente.
Como en otros casos de ‘violaciones’ al código de vestimenta en escuelas de Estados Unidos, la preparatoria intentó justificarse citándolo: “Se espera que vistan apropiadamente para asistir a la escuela y para dedicarse al aprendizaje, poniendo atención a la limpieza, aseo y pulcritud”, dice el Código de Distrito para los estudiantes, que en ninguna parte menciona el uso de sujetador.
Esa misma semana, Lizzy escribió un mensaje dirigido a su escuela en Twitter: “Dejen de sexualizar mi cuerpo @piratenationhs”. Para añadir insulto a la injuria, la escuela la bloqueó:
“La escuela hace que su estudiante se ponga vendas sobre los pezones porque son una ‘distracción’, luego la bloquea por señalar que la sexualicen”.
“Si hubiera sido un decano y no una decana quien le hiciera eso a Lizzy, ni siquiera estaríamos tratando de justificarlo. Es por eso que una decana tampoco debería”, dijo la madre de Lizzy, Kari Knoop. “No deberíamos tratar así a una chica por la forma en que las células de su cuerpo se acomodan genéticamente”.
Aunque, al principio, Lizzy y su madre tuvieron el apoyo de la superintendente Diana Greene, ella también terminó por decir que probablemente los pezones ‘protuberantes’ de la adolescente sí representaban una distracción para el resto de sus compañeros.
Básicamente, toda una red de adultos que no supieron manejar el “problema” de que las mujeres tengan un cuerpo y sus pezones no sean invisibles. ¿No se han preguntado, tal vez, que el problema está en la constante sexualización del cuerpo femenino y, especialmente, de los senos? Si la ‘distracción’ es un problema tan grave, ¿no debería preocuparles el hecho de que una chica que debería estar aprendiendo sea constantemente reprendida, como ha pasado tantas veces en las escuelas de Estados Unidos? ¿No es importante que las niñas puedan dedicarse a estudiar sin preocuparse por que alguien más crea que su cuerpo es una especie de amenaza?