La cultura de la violencia sexual en los conflictos bélicos es un problema internacional
Muerte por muerte y violación por violación”, el ex general S. P. Sinha expresó de esa forma su opinión sobre el territorio en disputa: Cachemira en Pakistán durante un debate televisado. Sus declaraciones le valieron el descontento de diversos veteranos y militares en activo, pues consideran que sus palabras demeritan su imagen.
Pakistán e India poseen un gran armamento nuclear, por lo que, las tensiones políticas y territoriales siempre se mantienen.
Recientemente le fue revocado el estatus especial de Cachemira para presuntamente integrarla correctamente a la India. En consecuencia, elementos de seguridad y Fuerzas Armadas se han desplazado hacia el territorio para evitar cualquier disturbio.
Este comentario fue televisado por una cadena nacional, por lo que, el general, no conforme con sus declaraciones, se atrevió a realizar una encuesta para saber quiénes compartían sus opiniones dentro del foro de grabación.
Para sorpresa de muchas personas en el foro y de los televidentes algunas mujeres estaban de acuerdo con lo dicho por Sinha. No obstante, en redes sociales los usuarios se mostraban indignados por todo lo ocurrido, entre ellos militares y veteranos.
“El Ejército de la India se distanció e las palabras del ex militar y explicó: “Es un oficial retirado y no está bajo el alcance del Código de Conducta por un militar En el cargo o le Ley del Ejército”.
Tanto veteranos como militares en activo recalcaron que sin importar si un soldado o general está en función, sus opiniones y declaraciones siempre afectan la imagen del ejército.
En este sentido, diferentes organizaciones externas e internas al ejército podrían emplear esas declaraciones para demeritar a las Fuerzas Armadas tanto de manera moral como en acción.
La cultura de la violación y las agresiones sexuales está presente en las fuerzas armadas de distintos países que relacionan la dominación sexual como una forma de conquista no sólo territorial, sino ideológica.
Mientras más funcionarios y líderes de defensa apoyen este tipo de prácticas, podrían no cesar los casos de violaciones a derechos humanos durante conflictos armados y políticos a nivel internacional.
