Diana Lizeth Ramírez Estrada, asesinada el 21 de abril de 2016, Monclova Coahuila.
Blanca Delia Estrada, una joven madre que desde que el padre de sus hijas se alejó para dejarlas solas, se dedicó a trabajar para poder hacerse cargo de los gastos de casa, educar y guiar a Paloma y Dianita en un México donde sobrevivir es cada vez más difícil. Paloma se casó, Dianita y Blanca se quedaron solas, la pequeña de 11 años salía a la par de su mamá una camino al escuela y otra rumbo a la jornada laboral. Dianita regresaba antes a casa, se sentaba en una piedra que se encontraba fuera de su casa a esperar a su mamá, Blanca llegaba después de las tres de la tarde, comían juntas, platicaban de cómo había estado el día, hacían tarea, y veían la tele juntas, así era a diario.
Monclova, Coahuila, se cimbró aquel 21 de abril de 2016, que Javier, “el demonio”, de 13 años, decidió asestarle 32 puñaladas a Dianita, el menor inimputable jamás recibió castigo por haberle arrancado cobardemente la vida a Dianita.
Blanca intentó retomar su vida, y aún sin corazón, con la incomprensión de las leyes que rigen este país, donde se le “castiga” a un menor por la edad y no por el delito. Hoy Blanca ha aprendido a vivir sin Dianita, se ha vuelto a casar, disfruta a sus nietos, a su hija, a su esposo Enrique, sin embargo, no pasa un día sin que extrañé a su pequeña, sin que le escriba un pensamiento en Facebook, dónde le hace saber cómo han cambiado las cosas desde que un asesino decidió arrancarla. Hoy un poco más reconciliada con el dolor, escribe una carta desde las palabras que escucha en sueños, y que le dan abrazos al dolor, esas palabras que desde la ausencia hoy le escribe su pequeña.
Mamita, no llores mi ausencia el día amaneció triste, hoy ya no estoy contigo. Dios ha querido llevarme junto a él, ¿sabes? aquí es un lugar muy tranquilo dónde brotan manantiales transparentes con un brillo que te dejaría sin palabras, dónde la paz que reina jamás podrá ser imaginada.
Te estoy mirando y todos los días estoy contigo, en cualquier rincón de la casa estoy junto a ti, mi corazón y mi presencia está contigo te miro como descansas en mi cama y como rompes en llanto, no lo hagas mamita aquí junto al creador pido que lleve paz a tu corazón para cuando descanses en mi cama sientas mi presencia y me hables. Púes yo te escucho.
Eres mi mamita y tienes la fuerza que todas necesitan durante mi ausencia.
Cómo me duele cuando veo que me buscas tras los cristales y esperas mi llegada, así como también esperas ese beso que todos los días te daba.
Mami cuando pienses en mí, imagina que estoy de viaje, que un día estaré en tus brazos nuevamente y me podrás dar todos los besos que ahora extrañas y que también yo necesito.
Recuerda que siempre que viva en tu corazón viviré eternamente no me extrañes porque me haya separado de ti, tú que has sido la persona que más he amado en mi vida, piensa que nuestra separación es momentánea, la vida es breve y mientras ores por mi alma yo viviré para siempre en ti.
Ayúdame a buscar esa paz. Mamita solo piensa en nuestro reencuentro te amaré por toda la eternidad.
Atentamente tu hija, tu niña Dianita.
Quieres hacerle llegar unas palabras a la familia de Dianita, únete a este abrazo para ellas. Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia