Acoso laboral, un infierno que viven las mujeres.
Las víctimas de acoso laboral, 52.5% de las mujeres en México, no denuncian por factores como el miedo, el conservar su trabajo o porque los juicios pueden durar hasta 5 años.
Para Claudia ir a trabajar era llegar a un infierno, con horario de entrada pero nunca de salida. Era secretaria en una distribuidora de materiales de construcción. La mayoría de sus compañeros eran hombres.
La convivencia no era fácil: “Al principio sentía que me trataban como si no fuera una adulta, como si fuera una niña que no sabía hacer las cosas. Después mi jefe empezó a hacerme bromas que los demás le seguían”, dice.
Pero las bromas y los insultos subieron de tono. Palabras como “inútil”, “tonta”, “esta vieja”, “no sabes hacer nada” aparecían cada vez que su jefe se refería a ella.
“Cuando no le parecía algo en un documento me lo aventaba en los pies y no me dejaba salir hasta que no quedaba como él quería. Dejé de tener hora de salida. Un día me dijo que me iba a dar unas nalgadas a ver si así aprendía, desde entonces evité quedarme sola con él”, agrega.
Claudia es parte del 52.5% de mujeres trabajadoras que ha sido acosadas por su jefe, según datos de Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres (ENVIM) 2011.
La misma encuesta señala que el 42.1% de mujeres que han sido violentadas trabajan en una fábrica o taller; el 31.3% en una empresa privada o banco; el 29.1% en una institución pública; el 17.8 en un comercio y el 17.5% en un casa ajena.
Uno de los efectos negativos del acoso laboral es la baja en la productividad de la empleada afectada y afectaciones en el clima laboral, dice Jaime Bustamante director jurídico para México y Centroamérica de ManpowerGroup.
La calidad del trabajo de Claudia empezó a bajar y con ello a aumentar los regaños. “Ya me daba miedo cuando me llamaba a su oficina, porque pensaba que seguro algo había hecho muy mal”.
La Ley Federal del Trabajo en su artículo 3Bis, señala: “El acoso sexual, una forma de violencia que, si bien no existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo del poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente que se realice en uno o varios eventos”.
El largo camino legal
Dos de las formas de violencia de género que sufren las mujeres en el ámbito laboral es el hostigamiento y acoso sexual, el cual está incluido como una modalidad de violencia de género en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Amigos y familiares le recomendaron a Claudia denunciar el acoso. Ella acudió con un abogado para saber qué podía hacer, pero el panorama no era alentador.
Debía acudir ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, y demandar la rescisión del contrato de trabajo por causas imputables al patrón, además de pedir una indemnización.
“Esto implica la terminación del contrato, para la trabajadora es una consecuencia terrible pues pierde su empleo, por ello es difícil que tome la decisión de denunciar”, explica en entrevista Celia Urban, profesora investigadora del departamento de Derecho de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Claudia es madre soltera, tiene dos hijos y, tras su divorcio regresó a vivir con su madre, por miedo a perder su trabajo, decidió aguantar el acoso y comenzar a buscar otro trabajo, no podía quedare sin ingresos.
Ganar un caso de acoso laboral en México no es fácil, señala Uban, quien aconseja a las víctimas recabar las pruebas suficientes antes de presentar la demanda.
“El primero problema es allegarse de las pruebas que aportará en juicio, pues la conducta sancionada por la ley laboral habrá que probarse con testigos, los cuales, si es que los hubo, son trabajadores de la empresa”, dice la investigadora, esto dificulta que testifiquen, por dos factores, miedo a represalias o complicidad con el jefe.
“Es sabido que cuando se comete una conducta de ésta índole, se lleva a cabo en secreto, a escondidas”, añade al académica, además la víctima debe contar a las autoridades explícitamente cómo fue el acoso.
“No denuncié para no perder mi trabajo, y porque no tenía ninguna prueba. Mis compañeros le celebraban cada humillación a mi jefe, así que no tenía a nadie que quisiera ser mi testigo”, cuenta Claudia.
Otro consejo para las víctimas es contar con un abogado que esté dispuesto a llegar a las últimas consecuencias, pues muchos negocian con el patrón y presionan a la víctima a desistirse.
Si la víctima logra ganar el juicio recibirá una indemnización, que según la Ley Federal del Trabajo consiste en el pago de tres meses de salario, más 20 días de salario por cada año de servicios prestados, más el pago de la prima de antigüedad que equivale a 12 días de salario por cada año de servicios prestados.
También se agregan los salarios caídos, que a partir de la reforma laboral de finales de 2012 solo son por 12 meses, aunque el juicio dure más años. En México, un proceso laboral puede tardar tres años en resolverse en la Junta y si el patrón impugna una primera resolución puede tardar hasta 5 años.
Y el castigo para el agresor…
En un caso de acoso laboral, el patrón solo es sancionado económicamente, si pierde el jucio debe indemnizar a la víctima, quien también puede pedir que se multe al jefe, esta sanción va de los 50 a los 5,000 días de salario mínimo, según el artículo 1002 de la Ley Federal del Trabajo.
Si el acosador fue un compañero de trabajo, la victima puede pedir la rescisión de su contrato, aunque esto depende de la voluntad del patrón.
“Hay muchos casos en que los patrones se hacen cómplices y en lugar de sancionarlos protegen a los agresores, porque también tienen la misma conducta”, dice la profesora de la UAM. El patrón ve a estas conductas como problemas ajenos y prefiere no meterse.
La empresa no debe ser cómplice
Cuando un mujer se siente acosada debe reaccionar inmediatamente y no soportar bajo ninguna circunstancia un acto violento, ya sea emocional, verbal o sexual, dice Jaime Bustamante de Manpower.
Idealmente, toda empresa debe tener un canal para recibir las denuncias por acoso, como un comité especial que los investigue. Si no cuenta con esto, la víctima debe acudir al nivel jerárquico inmediato (el jefe) o superior, si es que el acosador es el jefe inmediato. Si no obtiene una respuesta deberá acudir ante la Junta de Conciliación, detalla Bustamante.
La empresa no debe tratar de persuadir a la víctima a presentar la queja, ni prejuzgar la veracidad de las acusaciones de la víctima. “Lo peor es que (la empresa) sea omisa o que trate de ocultar el caso para no generar ruido”, explica el abogado de Manpower.
Las víctimas deben apoyarse en organizaciones civiles de derechos humanos para llevar sus casos y hacer más visible este problema, dice Celia Urban.
Para la académica se debe cambiar la Ley Federal del Trabajo para flexibilizar las cuestiones probatorias y establecer la presunción de que la víctima fue acosada. También se debe mejorar la inspección de trabajo, una figura establecida en la ley que debe vigilar que no ocurran estos casos, aunque no se le ha dado la importancia que requiere.
http://www.animalpolitico.com/2016/04/el-acoso-laboral-es-un-infierno-que-padecen-las-mujeres-y-que-no-denuncian-por-miedo/