Acoso sexual desenfrenado.
Dominique se situó en un andén del metro de Ciudad de México hace unos días. Estaba a pocos pasos de la zona especial designada para las mujeres y los niños, pero iba a abordar un vagón en el que pueden ir tanto hombres como mujeres. Se sentía segura porque estaba con un amigo.
Una vez en el vagón, un desconocido se le acercó. «Me tocó las pompas [nalgas]», recordó la chica de 21 años. «Lo hizo y eso que vio que venía acompañada de un amigo hombre. Le tuve que soltar un golpe porque me enojé mucho, pero no pasó de ahí».
El mes pasado las autoridades de la capital decidieron que era el momento de demostrar que se preocupan por detener el acoso sexual desenfrenado, que se da contra las mujeres en la capital mexicana. Por ello, desplegaron en todo el sistema del metro 1.200 agentes de policía vestidos con chalecos de color rosa. El gobierno de la ciudad señala que el operativo se realiza en las estaciones del metro durante la mañana y la tarde, en las horas con más afluencia de pasajeros.
«El acoso callejero, por lo general, se lleva a cabo durante las horas pico», dijo un portavoz de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México. «Nuestro objetivo es evitar estas situaciones desagradables para las mujeres».
La nueva fuerza especial anti-acoso en el metro fue anunciada después de que miles de mujeres salieron a las calles el 24 de abril pasado, para exigir el fin de la violencia de género.
Muchas portaban en su atuendo prendas de color púrpura, y algunas cruces rosas en sus manos, otras vestían ropa con simuladas manchas de sangre. El lema principal era «Vivas nos queremos». Pancartas proclamando «No es no», y «Si tocan a una, respondemos todas», eran comunes.
Los días anteriores y posteriores a la protesta se caracterizaron por la popularidad del hashtag #MiPrimerAbuso, en el que las mujeres contaron una enorme variedad de historias sobre la violencia y el acoso callejero que han sufrido.
Un informe publicado en marzo pasado por la Comisión de Gobierno de la Ciudad de México, creada para brindar atención a las víctimas, estima que casi dos tercios de las mujeres mayores de 15 años de edad han sufrido algún tipo de violencia. La gran mayoría de las víctimas, se dijo, no denuncian.
«Todas mis decisiones giran alrededor de mi condición como mujer, porque, por ejemplo, afecta mi forma de vestir. Hay veces que no puedo usar ciertas cosas porque eso también puede provocar atención no deseada», dijo Itzel de 26 años de edad, mientras se hacía camino entre una estación del metro llena de gente en el centro de la Ciudad de México. «La verdad ni siquiera me siento segura en los vagones que son exclusivos para mujeres».
La designación de zonas especialmente diseñadas como una zona libre de acoso para las mujeres en el transporte subterráneo se implementaron en el año 2000, cuando las autoridades prohibieron a los hombres abordar los dos primero vagones del convoy.
Debido a que esto no fue suficiente para solucionar el problema, las autoridades implementaron el programa Viajemos Seguras en 2008. El cual tenía como fin proporcionar un sistema más eficaz para la presentación de quejas y una presencia policial más constante para disuadir agresiones.
Aún así, el informe El por qué de la relación entre el género y el transporte, publicado este año por el Banco Interamericano de Desarrollo, indicó que el 40 por ciento de las mujeres que participaron en el estudio dijeron que modificaron sus opciones de ropa en función de si utilizan o no el transporte público.
Los usuarios dicen que parte del problema es que ir a denunciar antes las autoridades es casi inútil.
«No hacen nada al respecto y el pervertido pueden escapar sin ninguna consecuencia», dijo Brenda de 20 años de edad, y aseguró que había sufrido acoso sexual en varias ocasiones pero no ha recibido ninguna respuesta de la policía a pesar de las quejas.
Mientras esperaba un tren en la estación de metro Insurgentes, Karen de 23 años de edad, dijo que nunca ha considerado reportar los incidentes.
«Nunca he pensado en ir a las autoridades, porque es la palabra del agresor contra la mía. Y él puede mentir y decir que no estaban haciendo nada y que estaba lejos de mi. Dudo que las nuevas medidas hagan una diferencia, porque incluso los policías son los que le acosan».
La abogada Karla Michel Salas señaló que está claro que el escaso número de mujeres que presentan denuncias por acoso sexual tiene que ver con el tiempo que lleva la denuncia, la complejidad del procedimiento, y el temor de ser maltratada.
«Todo esto está diseñado para que la víctima se desista», explicó Salas. «Hay una insistencia de las autoridades para que la víctima llegue a un acuerdo con el agresor, y en la mayoría de los casos esto significa un acuerdo meramente económico».
Salas dijo que hay entre 300 y 350 agresiones sexuales contra las mujeres en el metro todos los días, las cuales suman más de 126.000 por año, pero sólo hay 300 quejas anualmente.
Mientras esperaba un tren en la estación de metro Insurgentes, Karen de 23 años de edad, dijo que nunca ha considerado reportar los incidentes.
«Nunca he pensado en ir a las autoridades, porque es la palabra del agresor contra la mía. Y él puede mentir y decir que no estaban haciendo nada y que estaba lejos de mi. Dudo que las nuevas medidas hagan una diferencia, porque incluso los policías son los que le acosan».
Su caso también se hizo famoso porque ella reveló los muchos obstáculos que enfrentó al informar sobre el incidente, como preguntas sobre lo que llevaba puesto, o incluso el requerimiento de un perfil psicológico.
«Mi caso va a quedar impune. La única razón por la que lo continué fue para conocer el proceso. Era más para dar una lección y demostrar que es imposible resolver este tipo de delitos. La víctima es la que lleva las de perder porque recibe el odio de todos», dijo Noel.
La tormenta mediática alrededor del caso de Noel provocó, en parte, la atención de las autoridades en las cuestiones de acoso y abuso sexual en la capital, así como el despliegue de las agentes de policía vestidas de rosa en el metro.
Las mujeres que suben al transporte subterráneo, sin embargo, no parecen convencidas por la nueva presencia de la policíaca.
«Sólo se están poniendo más policías debido a la presión que la gente está ejerciendo contra el gobierno y por eso [las autoridades] reaccionaron», dijo Dominique. «Yo creo que no va a funcionar».
Abigail, una mujer de 22 años de edad, también duda de la nueva unidad policial, y ve sus funciones sólo como un ejercicio de relaciones públicas.
«Ellos [los policías] simplemente te miran y no mueven un dedo. No piensan que sea algo importante, y te hacen pensar que lo mejor es guardar silencio», dijo antes de descender del metro. «A veces siento que el acoso es algo normal, y si a todas les pasa, ¿por qué yo debería denunciar? Dudo que me sirva de algo».
https://news.vice.com/es/article/mujeres-ciudad-mexico-luchando-contra-acoso-sexual-desenfrenado